¿Quién no está exhausta? Sería difícil que cualquiera de nosotras presumiera estar 100% con la pila puesta y con la energía suficiente para devorarse el mundo de un bocado, como luego buscamos hacerlo. Nadie nos lo impone, somos nosotras mismas quienes nos exigimos más, hacer más, dar más, rendir más.Gaby Vargas en la publicación de su libro Soy mujer, soy invencible… ¡y estoy exhausta!, se hicieron reflexiones que nos invitan a cuestionarnos justamente esto, ¿por qué y para qué estamos empeñadas en ser perfectas?
Todas conocemos a Gaby Vargas y es difícil creer que ella, la mujer de la imagen, que siempre luce impecable, sea quien ahora nos conmine a renunciar a la perfección. La respuesta está en el costo que la gran mayoría de las ocasiones debemos pagar por ser perfectas, costo que se traduce en una mermada salud, en un alto nivel de frustración, en deterioradas relaciones familiares y en descuidadas amistades. Son tantas las cosas con las que a diario debemos lidiar, que no nos vendría nada mal relajar esa actitud de cero errores y todo lo puedo “o debo” hacer yo.
Hemos estado tan ocupadas en demostrar de lo que somos capaces, que hemos olvidado ocuparnos de nosotras, llenamos las agendas con actividades que atienden las necesidades de otros y las propias se postergan, cancelan o quedan en el olvido. Bien dice Gaby, no se trata de renunciar a nuestras metas y anhelos, es sólo que debemos estar muy conscientes de lo que dejamos en el camino a cambio de conseguirlos.
Permitámonos ser flexibles, reconozcamos que es más importante vivir felices con lo que está en nuestras manos y a nuestro alcance, que cargar con el peso de la inconformidad que nos afecta personalmente y también daña a los seres queridos que nos rodean. Las mujeres somos invencibles, eso no lo ponemos en duda, pero será mejor decidir también estar plenas y satisfechas con lo que hacemos y logramos día a día en nuestras facetas.
