Erradicando la Violencia contra la Mujer un Hombre a la vez
por Redacción – Guatemala, 7 de Diciembre de 2022
Faltando menos de un mes para el 43 aniversario de la aprobación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer por parte de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas y en el marco del reciente Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer es sumamente importante recordar todo lo que se ha recorrido para llegar como humanidad a este punto, pues ha sido sumamente complicado y lleno de sacrificios.
Desde la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos tuvieron que transcurrir casi 20 años para que se lograra aprobar una normativa internacional en favor de la protección de la mujer, como si su condición humana hubiese estado limitada hasta 1946. La realidad es que la represión y violencia contra la mujer es sistémica, la historia de la humanidad está marcada por un claro machismo y patriarcado que ha cobrado la sangre de tanto miles, como cientos de miles hasta millones de niñas y mujeres que les han arrebatado sus vidas.
El problema de la violencia contra la mujer no es para nada reciente, en escritos tan antiguos como la Biblia hasta las estadísticas recientes como las del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) donde en Guatemala del primer semestre del 2021 al primer semestre del 2022 se duplicaron los feminicidios, evidencian que aún existe una cultura arraigada y complejo de superioridad de parte de los hombres contra las mujeres.
Tenemos aún mucho por hacer como país para resguardar la vida e integridad de las mujeres, independientemente de nuestro género. Porque las mujeres son violentadas a diario tanto en los ámbitos psicológicos, físicos, sexuales, académicos, laborales, sociales y culturales. No es posible que en pleno siglo XXI las mal llamadas “costumbres” y “tradiciones” sin importar su origen son motivo para denigrar y violentar a una mujer por el simple hecho de ser mujer.
La brecha de desigualdad de género que actualmente se sostiene en Guatemala es alarmante cuando se tiene la estadística que tan sólo en la Universidad de San Carlos más del 50% de sus estudiantes son mujeres. Deberían ser esas mujeres profesionales quienes estén dirigiendo al país; con certeza tendríamos una Guatemala muy diferente a la actual.
Y sí, absolutamente nadie es perfecto, precisamente, nuestra naturaleza humana es imperfecta pero allí mismo está el detalle, todos y todas tenemos la misma naturaleza y somos humanos. Por tanto, es repugnante ver como las diferencias salariales, oportunidades profesionales y sesgos culturales se siguen manifestando en Guatemala de manera tan aberrante.
Al mundo nos trajo una mujer, nos nutrió al crecer una mujer, muchas mujeres forman parte de nuestra educación, y hasta la Tierra que habitamos es madre, para lo cual los muchos o pocos hombres que lean esto pregúntense: ¡¿Hasta cuándo?¡
No debería ser un hombre quien escribe estas palabras, no es la voz de un hombre la que es callada, ni su integridad vulnerada, ni su autoestima pisoteada, ni su cuerpo violentado.
Ninguna más de ellas ni calladas, acosadas, violentadas, discriminadas, denigradas, abusadas, ultrajadas, humilladas y asesinadas.
