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Mujeres enigma

Por Redacción
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Por: Marolen Martínez

Te suenan los nombres de Joan Clark, Julia Donma, Berta Benz, Hipatia de Alejandría o Aspasia de Mileto, por mencionar algunos nombres de figuras femeninas que han marcado la historia, no la actual, ¡milenaria!  Yo siempre he sido fiel amante de la historia, de leer e investigar y de compartir la biografía de personajes que nos pueden ayudar a ser mejores personas; recuerdo que cuando Mujer de Negocios se publicaba s en formato impreso, siempre incluíamos la sección “Mujeres de la Historia”, sección que retomaremos a partir de ahora.

¿Por qué retomarla? Sencillamente porque, aunque estemos en el siglo XXI, la IA en auge o bien el rol de la mujer ha cambiado de manera positiva, no podemos negar que hay patrones que aún se siguen dando.  Cuántas de nosotros hemos dedicado horas de nuestra vida para que sea un caballero el que brille y se lleve los laureles y nosotras estamos en la sombra, porque somos parte del sueño de alguien más y la sociedad o entorno cercano siempre genera opiniones encontradas sin saber a ciencia cierta cómo se gestan grandes éxitos corporativos, intelectuales o artísticos, habiendo sido una mujer la gestora de ese éxito, pero no es ella quien pasa a la historia, no porque ella no quiera, sino porque los patrones conductuales de la sociedad así lo han venido dictando.

Con esta introducción, y dado que Grecia y sus filósofos siempre fue el país predilecto durante mi época escolar en esta ocasión quiero presentarles, si aún no la conocen, a Aspasia de Mileto (470 a. C. – 400 a. C.) fue una de las mujeres más fascinantes de la Grecia Clásica. A pesar de ser la mujer más célebre de la edad de oro de Atenas, es poco lo que se puede decir sobre ella con seguridad de que sea cierto. 

Aspasia jugó un papel inaudito para las mujeres de su tiempo en la vida social de Atenas. Dotada de gran inteligencia, cautivó al líder político ateniense Pericles y se rodeó de hombres tan destacados como Anaxágoras, Eurípides y Sócrates.  Se sabe que con Sócrates mantuvo una gran amistad y, de hecho, gracias a su habilidad retórica, llegó a convertirse en su maestra. ¡El gran Sócrates tuvo una mujer como maestra, maestra a la que admiraba y recomendaba, o bien la amaba!

Se sabe que Pericles, quien le doblaba la edad y tenía dos hijos de un matrimonio anterior, nada más verla, se quedó deslumbrado de su belleza y de su extraordinaria habilidad retórica. Ella, por su parte, debió sentir fascinación por aquel hombre que estaba alzando Atenas a la gloria. Aspasia tenía un gran interés por la política, pero la poderosa fuerza que unió a la insólita pareja fue el amor.  A lo largo de los años que compartió junto a su amado, Aspasia tuvo que hacer frente a numerosos ataques, críticas y burlas.  La sociedad y sus hipocresías, siempre señalando.

A pesar de las adversidades

Aspasia fue una mujer que, a pesar de las adversidades, supo moldearse a sí misma. Más allá de su vínculo con Pericles, destacó por su excepcional capacidad intelectual. Su papel activo en la vida cultural ateniense la convierte en una figura clave de la historia antigua que ha quedado empañada por el momento que le tocó vivir. Afortunadamente, pensadores como Platón y Jenofonte supieron apreciar sus virtudes en algunas de sus obras. Pero Aspasia merece que frotemos con más esmero para desvelar todo su brillo.

Aunque las acusaciones no eran justas -ni pretendían en muchos casos serlo-, evidencian la percepción de que Pericles respetaba la sabiduría y puntos de vista políticos de Aspasia.

Su reputación, para bien y para mal, era tal que se llegó a decir que fue ella quien le enseñó al gran estadista a hablar y que de su pluma brotaron los grandes discursos que pronunció, incluida la famosa oración fúnebre registrada en la historia de Tucídides de la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.).

Es tentador imaginar una sonrisa dibujándose en los labios de Aspasia ese día en Atenas durante la ceremonia en honor a los caídos, cuando su amante declamaba el pasaje que decía…

«…acerca de las virtudes propias de la mujer, lo resumiré todo en un breve consejo: grande será su gloria si no desmerecen su condición natural de mujeres y si consiguen que su nombre ande lo menos posible en boca de los hombres, ya sea en elogios o críticas».

Y, sin embargo, al leer lo que se ha escrito sobre ella es difícil no llegar a la conclusión de que fue una mujer fuera de lo común, que, aun siendo bella, se distinguió particularmente por su intelecto en el mismo entorno que personajes de la talla de Sócrates y Pericles.

Aspasia llegó a ser vista como una heroína romántica de la Edad de Oro de Atenas y ella y Pericles como un ejemplo de la pareja romántica. 

Por otro lado, cabe mencionar que una de las hipótesis más recientes fue la presentada por Armand D’Angour, quien sostiene en su libro «Sócrates enamorado» que su investigación demuestra que Sócrates obtuvo la inspiración para sus originales ideas sobre la verdad, el amor, la justicia, el coraje y el conocimiento de Aspasia de Mileto.

¿Te suena familiar en la actualidad este tipo de relaciones? ¿Conoces a alguna amiga que vive o ha vivido algo como Aspasia? ¿Qué hacemos en la actualidad para cambiar los patrones de conducta?

A través de la historia podemos darnos cuenta el rol que hemos jugado como mujeres, artífices de grandes hombres que pasan a la historia relegando a las sombras nuestros nombres; y, hoy en día al fomentar la sinergia femenina es hacer que las historias de estas mujeres no mueran; y más importante aún, si conocemos mujeres que lo viven o si nosotras mismas lo estamos viviendo, por qué dejar que nuestro nombre, inteligencia, habilidades y talento se queden en el olvido…

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