Es autoinspiración y autoconquista
Por: Dra. Claudia Núñez, Chile Viña del Mar
Mujer valiente, en el camino en que te encuentras y el telar que has construido con el tiempo, te ha llevado a tejer sueños que yacen en lo más profundo de tu interior. En ese espacio sublime, mágico pero real, nace la mujer en ríos risueños.
Eres un brote tierno de una flor que se deja abrazar por la aurora encantada del amanecer. Tus emociones floridas despiertan en ti un alma encantada y esperada por tiempos inmemoriales. En la danza de tus días y noches eternas, tu alma florece con ansias, cautivando misterios en el centro de tu pecho; cautivando secretos que sólo el universo conoce y responde a las misteriosas peticiones de su llama trina.
Desde aquel capullo de tu evolución y aprendizaje, se entretejen hilos de esperanza, de amor e ímpetu. Tu risa, es un destello del amado sol que se posa en el alba, contando historias en que el viento trabaja para entrelazar tus deseos más profundos de tu yo superior. Bajo el manto de estrellas y luna danzarina; tú, mujer valiente, despliegas tus alas divinas para alzar el vuelo hacia los sueños, con fuerza, pasión y amor.
Eres luz, fortaleza y tenacidad, conquistando la vida a su propio ritmo, bajo el compás de los latidos del corazón e intuición. En la paleta de colores del crepúsculo, resplandece tu sublime y único brillo que irradias.
La noche no apaga tu luz interna; eres una estrella que guía con fulgor el camino del otro, hacia el jardín de tu ser. Tu ímpetu desafía las expectativas culturales y las normas de género arraigadas, alzando la voz para activar el recuerdo sobre tu lucha épica de eliminar los estereotipos de la desigualdad en todas sus formas que sólo limitan tu vuelo.
Tu coraje se manifiesta en la batalla diaria por el reconocimiento y la dignidad, contribuyendo así a la construcción de un mundo más justo. Cada paso que das en tu caminar, es una declaración de independencia y triunfo para tu alma; y cada elección que tomas es un acto de fortaleza y fe hacia ti misma. Aunque a menudo enfrenta adversidades que podrían derribar a cualquiera, tu espíritu inquebrantable la impulsa a seguir adelante.
Eres como el sol que se eleva cada mañana, frente al nacimiento del día, mostrando tu hermosura interna a través del rocío del amanecer; persistes, sigues adelante e iluminas en los espacios que habitas con tu luz interior.
