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Creciendo a 10 kilómetros por hora

Por Redacción
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Por: Raúl del Valle – hrdelvallem@aol.com – IG: hrdelvalle

Crecer es un acto inherente a nuestra naturaleza humana. Se crece semana tras semana dentro del vientre de nuestra madre, se crece mes a mes al nacer, y se sigue creciendo año con año a lo largo de la vida. Pero llega un momento en el que crecer se vuelve un acto de consciencia propia porque se decide qué camino tomar y hacia dónde crecer, siendo ese momento cuando entramos a la mayoría de edad y nos dedicamos a crecer con vistas a lo que nos apasiona.

He tenido el privilegio de aprender a crecer viendo el ejemplo de grandes mujeres en mi propio entorno, mi madre, mis hermanas, mis compañeras y mis amigas. Cada una de ellas ha crecido como lo ha determinado y hacia donde ha querido, muchas veces no siendo un camino sencillo, pero demostrando una resiliencia incomparable.

Y es que la comodidad no es un privilegio que la necesidad y el crecimiento tengan el lujo de darse. Decenas, cientos, miles y millones de mujeres en Guatemala salen cada día desde muy temprano a perseguir sus sueños, a pesar de las aún enormes desigualdades, a pesar de la violencia, a pesar de la indiferencia, a pesar de la injusticia y a pesar de complejidades que el sistema interpone en el camino.

Una ciudad cuyos planes originalmente no contemplaban más de 450,000 habitantes hoy en día según el vocero de la Municipalidad de Guatemala alberga más de un millón doscientos cincuenta mil guatemaltecos y guatemaltecas durante la jornada laboral haciendo insostenible la situación en la ciudad, en el municipio y en el país.

No puede ser que en un país de mas de 18 millones de habitantes se pretenda seguir centralizando la economía, la salud y la educación en un espacio que no cuenta con las condiciones para sostener una magnitud tan grande de personas. Si tan solo las oportunidades de tener acceso digno a la salud, acceso digno a la educación y acceso a un empleo digno se abrieran con mayor frecuencia en los diferentes departamentos y municipios de Guatemala no habría tanta necesidad de las personas de abandonar sus hogares de origen para buscar mejores condiciones, y peor aún, que se vean en la desesperación de inmigrar por las pobres condiciones que ofrece el país.

Son un ejemplo a seguir todas esas mujeres que desde temprano se levantan para que sus hijos tengan un desayuno y una refacción con la cual irse a estudiar, son admirables todas aquellas mujeres que en horas de la madrugada salen rumbo a sus emprendimientos para iniciar una jornada laboral, son brillantes todas esas mujeres que desde temprano salen rumbo hacia sus centros de estudio buscando profesionalizarse en la carrera que cautiva sus corazones.

El gran problema para toda la población guatemalteca es tener que ir a 10 kilómetros cuando bien les va rumbo hacia lo que los hace crecer, todo por la pobre planificación del Gobierno y las escasas oportunidades que este produce. Es momento de hacer un llamado a la razón a todas las autoridades para que enmienden el camino que se ha tomado y se pueda propiciar un desarrollo justo y seguro para todos y todas.

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