Rompiendo barreras y liderando con pasión

Una conversación exclusiva con María José Casafont, CEO Regional de FRT

Por: Revista Mujer de Negocios

En el dinámico mundo de los negocios tecnológicos, pocas figuras logran destacar no solo por sus logros empresariales, sino por su capacidad transformadora y su liderazgo auténtico. Hoy tenemos el honor de conversar con María José Casafont, una visionaria que ha demostrado que, con determinación, pasión y fe, no existe barrera insuperable. Su historia es un testimonio de perseverancia e innovación que redefine lo que significa ser una mujer de negocios en el siglo XXI.


Revista Mujer de Negocios (RMN): María José, cuéntanos sobre los inicios de FRT. ¿Cómo nació esta empresa que hoy lidera regionalmente?

María José Casafont (MJC): FRT nació en 2011, tras la conclusión de una sociedad previa de Jorge Juárez (QPD) con un colega. Ahí surgió la oportunidad de iniciar juntos este emprendimiento. Decidimos crear una empresa integradora de tecnología y telecomunicaciones porque identificamos la necesidad de ser consultores y asesores estratégicos para las empresas, ayudándolas a través de la tecnología a lograr mejoramiento continuo, minimizar errores humanos y alcanzar el éxito.

RMN: El nombre FRT tiene un significado especial, ¿verdad?

MJC: Exacto. FRT significa «Los Ríos que Fluyen», y así como los ríos, creemos que la tecnología y las telecomunicaciones deben fluir para lograr un buen desempeño. Esta filosofía permea toda nuestra cultura organizacional: somos autodidactas, proactivos y resolvemos en todo momento. El «NO» lo tenemos incorporado, pero el «SÍ» es algo que debemos buscar siempre. «Sí quiero, sí puedo» es parte de nuestro ADN de resiliencia y del día a día en FRT.

Liderazgo en un mundo de hombres

RMN: Como CEO Regional, ¿Cuáles han sido los principales retos que has enfrentado?

MJC: La diversidad cultural ha sido uno de los mayores desafíos. Aunque todos somos hermanos centroamericanos, existen diferencias que hacen de la regionalidad un reto constante. Busco homogeneidad en procesos y procedimientos que estén acordes a las necesidades de cada país, sin olvidar que funcionamos como una región. Hemos superado esta diversidad implementando políticas claras, cumplimientos basados en cronogramas, sistemas ERP y CRM.

RMN: ¿Cómo defines tu estilo de liderazgo?

MJC: Mi liderazgo es completamente motivador y aspiracional. Busco siempre la mejora continua tanto individual como grupal. Utilizo focus groups y permito que quienes saben hacer su trabajo se luzcan, porque su desarrollo es mi desarrollo como líder. Los equipos buscan ser valorados y escuchados, por eso les doy la oportunidad de expresar sus ideas y ejecutarlas, asumiendo las responsabilidades correspondientes mientras yo apoyo detrás del telón. La práctica hace al maestro, y he visto resultados extraordinarios.

RMN: Has mencionado que estás en «un negocio de hombres». ¿Cómo has navegado esta realidad?

MJC: Como mujer tecnológica he enfrentado muchos retos. No solo llegué a liderar una empresa, sino que impuse mi forma de ser y mi creencia en la motivación del personal. Esto hizo que mucha gente apostara por mi fracaso. Cinco años después, aquí seguimos con más crecimiento del que cualquier empresario esperaba. Creo firmemente que hay una intervención divina; cada lágrima y angustia la he convertido en fortaleza, de cada crítica he tomado lo bueno y desechado lo malo.

Innovación y transformación digital

RMN: ¿Cómo mantienen la innovación como centro de su propuesta?

MJC: En tecnología, la innovación es vital. No existe tecnología sin innovación, por lo que cada día buscamos ser más conocedores del mercado y sus tendencias. Muchas veces jugamos, exploramos y creamos. En FRT hay creación todos los días y ejecución de lo ya creado. No nos quedamos estancados; evolucionamos y celebramos esa evolución siendo parte de ella. La creatividad es nuestro pan de cada día.

RMN: ¿Cuál consideras que ha sido el mayor impacto de FRT en sus clientes?

MJC: El impacto más grande ha sido convertirnos en aliados estratégicos. Nos arremangamos las mangas y nos metemos de lleno con las necesidades de nuestros clientes para lograr su éxito, que se convierte en nuestro éxito. Ver un cliente satisfecho y poder celebrar junto a él nos mantiene frescos, motivados y orgullosos de ser una gran empresa donde muchos quieren formar parte.

RMN: ¿Cómo ves el papel de la inteligencia artificial en el futuro?

MJC: La tecnología lo es todo en este momento tan tecnificado. FRT ha sido punta de lanza en la transformación digital y cada día buscamos qué más ofrecer. El análisis de datos y la inteligencia artificial como aliado hacen que la inteligencia humana combinada con la artificial nos lleve a una inteligencia expandida que puede favorecernos todos los días. ¿Por qué no ser parte de ese cambio revolucionario? El ser humano y las empresas deben evolucionar siempre para mejorar.

Equilibrio y valores personales

RMN: ¿Cómo logras el equilibrio entre tu vida empresarial y personal?

MJC: He empezado intencionalmente a buscar ese equilibrio tan necesario. Tengo la peculiaridad de ser todo en una misma mujer en cualquier momento del día, buscando espacios de calidad con mis hijos y pareja. Busco balance entre viajar y ser objetiva con tiempos controlados, usando calendarios bien definidos. No olvido que la empresa lleva mi ADN como fundadora, pero también que mi familia es lo que más amo. Soy abuela presente, mamá, hija, pareja, y busco hacer cada rol de la mejor manera posible. Todo es intencional.

RMN: ¿Quién ha sido tu mayor mentor?

MJC: Muchos mentores me han influido, pero uno me enseñó a ser la líder que soy: Jesucristo. Sin su ejemplo de humildad, amor y entrega, no hubiera podido salir adelante. He leído muchos libros de liderazgo, pero ninguno supera el liderazgo que nos enseña cuando dice «No hagas lo que no te gustaría que te hagan». Esa es mi filosofía de vida.

Visión de futuro y legado

RMN: ¿Cómo te ves en los próximos años?

MJC: Veo a FRT expandiéndose a Norteamérica y Suramérica: México, Estados Unidos, Perú, Colombia. También creciendo en la parte social con nuestra Fundación «Pancita Llena, Corazón Contento» (FUPANCOR). Me veo ayudando a muchos niños a tener calidad de vida con la tecnología como copartícipe, llegando incluso a Europa. Quiero ser no solo un ícono entre las mujeres tecnológicas, sino una historia que se escribió en renglones torcidos y Dios los enderezó.

RMN: ¿Cuál sería tu definición personal del éxito?

MJC: Éxito es poder llegar a mi casa y ver felices y plenos a los que amo, poder dormir en paz y decir «lo logré». Es saber que muchas familias gozan de su sustento por el trabajo que realizan. Poder abrir los ojos y encontrar al amor de mi vida disfrutándonos y viendo crecer nuestra familia. El poder ser autodidacta, empática, una empresaria que mezcla todos los atributos necesarios para ser un buen ser humano y una buena profesional, porque ambos van entrelazados.

Consejos para futuras líderes

RMN: ¿Qué mensaje les darías a las mujeres que aspiran a ser empresarias?

MJC: Que no se rindan, que son capaces. Nadie dijo que era fácil, pero no es imposible si Dios es parte de tu emprendimiento. Sean estructuradas. Se vale llorar, reír, querer tirar la toalla, pero levántenla cada vez que la tiren. No escuchen lo que no las edifica; únanse con mujeres de fe, guerreras que luchan. Cuando se quieran rendir, tomen aire, hagan una pausa, no tomen decisiones a la ligera cuando están confundidas. Se vale estar cansada, pero también se vale descansar y pedir ayuda.

RMN: ¿Y para quienes quieren incursionar en tecnología?

MJC: Que se actualicen, que se informen de las tendencias y del mercado. Que identifiquen qué necesidades existen y busquen a los expertos para que sean parte del proyecto. Hoy tenemos la información al alcance y no hay excusa para no conocer. Que la tecnología sea su aliado para tener más calidad de vida, que no paren de buscar lo que necesitan. Si se toca la puerta, se abre, pero si nunca se toca por temor, jamás se abrirá.

RMN: Una reflexión final…

MJC: Mi filosofía de vida es: prefiero haberlo intentado a haberme quedado con las ganas. Todo es válido, menos vender el alma, la dignidad, la honradez, la esencia. Nosotras las mujeres somos dulces y a la vez poderosas, empáticas pero decididas. No nos gusta jugar dobles juegos: o todo o nada. De ahí viene cómo arrebatamos las oportunidades que se nos presentan.

He evolucionado tanto que ya no me reconozco como la María José de hace años. Lo que veo en el espejo me gusta y quiero seguir mejorándolo. Nunca ha vencido la noche al amanecer, y todo pasa por algo en esta vida.

María José Casafont continúa escribiendo su historia de éxito, demostrando que cuando se combinan visión, pasión y fe, los límites desaparecen. Su legado trasciende los números empresariales para inspirar a una nueva generación de mujeres líderes que ven en la tecnología no solo una herramienta de trabajo, sino un vehículo de transformación social.

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