Por: Marolen Martínez, mujer soñadora e idealista
Crecí leyendo Alejandro Dumas, Sheskeapeare, Cervantes, Julio Verne, Charles Dickens, Lewis Caroll, León Tolstói, ni hablar de los hermanos Grimm y también he de mencionar autores nacionales como Virgilio Rodríguez Macal, José Milla y Vidaurre, entre muchos otros; sin duda alguna, ellos fueron quienes a través de sus maravillosas obras me llevaron a un mundo de letras, palabras y párrafos que me hacían viajar y crear ilusiones mentales que inspiraron mi deseo de escribir.
Borges decía: “Leemos para ser felices, sino te hace feliz lo que lees, deja de leerlo” y en eso debemos pensar cuando decidimos escribir para que otras personas nos lean, por ello, esta columna la he titulado con esas preguntas.
¿Por qué quiero escribir? ¿Para qué quiero hacerlo? Y ¿Para quién deseo escribir? Y cuando en nuestras respuestas hay un verdadero propósito de generar valor a través de nuestra inspiración, debemos darle rienda suelta a nuestra imaginación, a nuestro sentir, a nuestras emociones. Hoy en día, ante un mundo cada vez más tecnológico y menos enfocado en el desarrollo del ser desde su perspectiva generosa, agradecida y servicial; la escritura nos sirve para dejar huella y testimonio de una memoria basada en el amor. En un mundo de identidades cerradas debemos llamar la atención hacia una visión universal basada en la esperanza, en el deseo ferviente de contribuir positivamente a nuestra sociedad a través de cuentos, novelas, historias o sencillas frases que aporten una chispa de alegría a nuestro lector.
En mi caso, la vida profesional me ha llevado a compartir tanto con hombres como mujeres; sin embargo, me he inclinado en que mis libros sean enfocados al género femenino, porque los últimos tres lustros dirigiendo Revista Mujer de Negocios y conociendo cientos de mujeres, he percibido que en el afán de ser “mujeres maravilla, mujeres todólogas, mujeres incansables, mujeres de acero, entre otros términos” nos hemos ido olvidado de soñar, de tener ideales o de creer en lo maravilloso del amor o que nacimos para ser plenas, realizadas y felices. A través de mis tres libros publicados hasta ahora, “Decisiones, Amor y Encuentros”, “100 kilómetros de pasión” y “Juntas invencibles” busco acariciar palabras con honestidad, palabras que nos transmitan todos esos valores y emociones que nos impulsen sonrisas, sueños, locas aventuras inimaginables y esperanzas de que podemos lograrlo, de que podemos soñar despiertas. Claro, para ello es esencial que accionemos y seamos determinadas en hacer realidad ese ideal que llega a nuestra mente y corazón. En diversas ocasiones he escuchado de amigas que dicen “a mi me gusta escribir, algún día quisiera escribir un libro, o estoy recopilando lo que he ido escribiendo, etc.” Yo, las impulso a que se dejen de excusas y lo ejecuten ya, que no esperen el momento ideal para plasmar ese deseo de transmitir emociones, sentimientos, conocimientos y experiencias que puedan aportar a otras personas.
Tanto dominio tiene un ser humano sobre su destino como el que tiene sobre el suyo un grano de arena en el desierto. El viento puede arrastrarnos cuando quiera. Puede borrar nuestras fronteras como líneas dibujadas en la arena. Puede derribar nuestras paredes y llevarse nuestros techos. Pero no siempre lo hace. Prefiere asomarse curioso a nuestras vidas, a través de ventanas y rendijas. Escucha nuestras palabras y envuelve nuestros corazones. Y, cuando algo le gusta, se impregna de ello para esparcirlo por el mundo. Así sucede con las historias y las identidades. Y así me ocurrió, un día de entre los días… decidí publicar mi primer libro, qué ha de ser nuestra vida sino hacemos lo que nos apasiona e inspira, pero mejor aún, nos mueve como un propósito de vida ¡marcar la diferencia!
Si tú que me estas leyendo y tienes ese deseo incesante de escribir y compartirlo, no lo dudes más, ¡atrévete! Y respóndete con honestidad y desde tu corazón ¿Por qué, para qué y para quién deseo escribir?
Si tienes algún comentario al respecto, con gusto te leo en: mmartinez@revistamujerdenegocios.com espero que leas mis próximas columnas.
