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Retos y vulnerabilidad en niños durante la pandemia

Por Redacción
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Escrito por: Lucy Ochoa de Molina

Mi hijo tenía 7 meses de nacido cuando empezó la pandemia y el encierro de la cuarentena a los 8 meses de edad y aún se encuentra protegido por nosotros por ser menor de dos años, no sale a Centros Comerciales, no conoce un supermercado, un mercado, mucho menos salir de viaje, no conoce la playa, un bosque.  Su educación y estimulación en casa ha sido restringida ya que nosotros como padres hemos seguido trabajando ya sea desde casa o en forma presencial, por lo que dejamos a nuestro hijo con una niñera exclusivamente para que juegue y realice ciertos ejercicios de intervención para el desarrollo de áreas evolutivas que marcarán su desarrollo.

Con esto quiero decir que no es que pase tiempo con la familia, pero si hay restricciones que se han reflejado en el desarrollo de ciertas conductas como la de lenguaje, una de los cinco campos de la conducta los cuales son muy representativos en su crecimiento: 1) conducta adaptativa 2) conducta motriz gruesa, 3) conducta motriz fina, 4) conducta del lenguaje 5) conducta personal social.

En mi caso personal,  por ejemplo de los cinco campos de conducta uno de ellos se han visto afectado,  el de lenguaje, utilizando el término lenguaje en el sentido más amplio, abarcando toda forma de comunicación visible y audible, sean gestos, movimientos posturales, vocalizaciones, palabras, frases u oraciones. La conducta del lenguaje incluye la imitación y comprensión de lo que expresan otras personas. Como profesional he visto la deserción escolar, en el campo de la discapacidad y niños menores de 7 años expuestos a violencia intrafamiliar, en muchos casos negligencia de parte de padres de familia en trato y comunicación asertiva, incluso llegando a puntos de maltrato físico, omisión de cuidado y emocional.

Es más urgente que nunca que reforcemos nuestros compromisos y nuestras inversiones en materia de educación. Por ejemplo la UNICEF publicó un Programa de Acción Mundial para proteger del peligro a los niños más vulnerables y alguno de esos pilares aplican no solo en mi hogar si no en toda mi comunidad por ejemplo, proteger la salud de todos los niños, llegar a los niños saneamiento e higiene, facilitar el aprendizaje de los niños, ayudar a familias a cubrir sus necesidades de cuidar a sus hijos y proteger a los niños de explotación  y violencia de todo tipo por algún familiar, maestro o cuidador, en todos los contextos sociales, educativos y culturales.

Fuera del trabajo Estatal que es un trabajo gigantesco y a la vez caótico ya que deben garantizar el acceso equitativo a suministros necesarios para combatir la COVID-19, garantizar las restricciones a viajes, prohibiciones a las exportaciones y la presión actual sobre las capacidades de producción no nos impida obtener y distribuir suministros esenciales para respaldar las intervenciones de salud, educación, agua y saneamiento, así como la defensa de la respuesta humanitaria.

En esta palabra defensa humanitaria es donde realmente debemos trabajar y apoyar a nuestras familias y expandirnos a nuestra comunidad, donde debemos tratar de ser una sociedad protectora de la vida y salud de nuestra niñez que realmente es uno de los principales derechos universales de la niñez y juventud. Tratar de ser pacientes y considerados tanto padres de familia como Instituciones Educativas en proporcionar aprendizajes y enseñanzas a nuestros hijos. De la manera de cómo estamos manejando la COVID-19, realmente estoy siendo responsable y coherente para proteger el principal derecho universal que es la vida.

En este periodo de aislamientos, al tiempo que atendemos la preocupación inmediata de proteger la salud y la de nuestros seres queridos, no debemos dejar a un lado a millones de niños que están en peligro de convertirse en las víctimas olvidadas de esta pandemia, ya que ellos siguen en cuarentena en sus hogares, sin poder llevar una vida fuera de sus casas las cuales van a tener repercusiones emocionales y sociales cuando regresemos a la normalidad, por eso todos aquellos profesionales cuyas actividades están vinculadas al bienestar infantil como educadores, psicopedagogos, psicólogos, pediatras, neurólogos deben tomar consideración los modos de conducta de cada niño. Es decir que la estimación de su madurez e integridad del desarrollo del sistema nervioso  del cada niño debe ser apoyada y  fundamentada en las etapas de conducta, información del contexto que vivimos, datos actuales de la estructura y dinámica familiar durante la pandemia.

El aspecto que tenga el mundo y la vida en el futuro son una responsabilidad de todos en la hora actual es decir, actuar según nuestras circunstancias y necesidades pero no olvidarnos que al COVID-19 se le respeta no se le teme.

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