Resiliencia

Por Redacción
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Si nos ponemos a pensar llegamos a la conclusión de que si perdiéramos la casa o nos corrieran no sobreviviríamos. Que si tal persona nos faltara no podríamos seguir adelante… hasta que eso pasa y, ¿qué crees? Lo superamos y seguimos.

Una característica típica del ser humano es exagerar nuestra fragilidad, asumir que somos más débiles de lo que en realidad somos. Eso viene del miedo de perder, o nunca llegar a tener, algo que probablemente ni siquiera necesitamos.

En parte, esto es culpa de la sociedad en la que vivimos, que nos hace pensar que necesitamos mucho más de lo que realmente necesitamos para sobrevivir y ser felices. Y no solo se trata de tener una casa grande o un coche del año, está en cada aspecto de la vida. Creemos que necesitamos una relación amorosa perfecta (con la cantidad exacta de sexo), unos padres perfectos que no nos hayan dejado traumados y un trabajo que no solo nos encante, sino con un buen sueldo. ¡Pero no! Nada de eso es imprescindible para llevar una buena vida.

A veces necesitamos una tragedia, como un terremoto o una pandemia, para enfrentarnos a esta creencia errónea que tenemos de la vida y darnos cuenta de que en realidad tenemos todo lo que necesitamos para ser felices. Y más.

Y es aquí cuando echamos mano de la resiliencia, que es, literalmente, nuestra capacidad de sobrevivir con buena cara cuando las cosas no van bien, sin importar si lo que falla es nuestra salud, nuestro dinero o nuestras relaciones.

Lo importante es saber que vamos a estar bien, no igual que antes, pero bien. Y aprender la lección que la vida nos está tratando de enseñar.

TEST – ¿Qué tan resiliente eres?

TOTALMENTE EN DESACUERDO 1 2 3 4 5 6 7 TOTALMENTE DE ACUERDO

  1. Siempre encuentro la forma de resolver un problema
  2. Me siento orgulloso de las cosas que he logrado, sin importar qué tan “grandes” son
  3. Suelo tomarme las cosas con calma
  4. Creo que tengo una buena autoestima
  5. Soy capaz de manejar varias situaciones a la vez
  6. Soy decidido
  7. No me quita el sueño en un futuro pasar por dificultades, ya lo he hecho y salí perfecto
  8. Soy una persona disciplinada
  9. Muestro interés en distintos tipos de cosas
  10. Generalmente encuentro de qué reírme
  11. La gente acude a mí cuando tiene alguna emergencia
  12. Considero que mi vida tiene sentido

RESPUESTAS

  • menos de 24 puntos: necesitas desarrollar mucho más tu resiliencia
  • 24-50 puntos: vas bien pero de repente necesitas que te ayuden
  • más de 50 puntos: eres una persona que siempre sale adelante

Un cerebro resiliente

HABLEMOS DEL TÉRMINO “resiliencia”, que tan relevante es hoy para todo lo que estamos viviendo.

Me viene a la mente que al trabajar en programas de prevención de violencia en comunidades en extrema pobreza, al explicarles a las madres y personas que asistían a los cursos cómo las experiencias tempranas negativas podían tener un impacto en la personalidad y futuro desarrollo de sus hijos, algunos de los asistentes me decían, “oiga, yo tuve una vida muy difícil, me maltrataban, me golpeaban, no tenía mamá o no tenía papá múltiples tragedias… sin embargo, no soy asesino, como que eso me fortaleció y me ayudó a salir adelante”.

Surge la interrogante acerca de quiénes son estas personalidades resilientes, ¿cómo se forman?,¿de dónde vienen? En la psicología este concepto se refiere a la capacidad de transformar experiencias negativas en positivas.

Una de las características más sobresalientes de las emociones es la variabilidad de cómo reaccionamos a las experiencias negativas y en cuanto a esto existen diversos estilos afectivos, incluyendo los estilos afectivo-resilientes.

En la vida cotidiana la resiliencia se manifiesta cuando las personas muestran habilidades para reponerse y responder de forma adecuada y con éxito ante situaciones adversas, estresantes, tanto del ambiente laboral como del social, teniendo competencias para la vida que les permiten afrontar y comunicar de forma efectiva, por lo que dimensionan problemas como una oportunidad y no como una adversidad, manifiestan autonomía y flexibilidad. En cuanto a actividad cerebral, la forma afectivo-resiliente de reaccionar ante cierta situación está asociada con altos niveles de activación en las zonas prefrontales izquierdas, una modulación efectiva en la activación de la amígdala y una rápida recuperación en nuestra respuesta a eventos estresantes.

PURA CIENCIA

Recientemente se han hecho estudios que demuestran que existen factores biológicos, cerebrales y genéticos que se pueden medir para ayudar en la detección y formación de personalidades resilientes.

Ante factores estresantes, la recuperación depende de fenómenos biológicos conocidos como homeostasis y alostasis. La homeostasis permite que el cuerpo restablezca el equilibrio, por ejemplo, cuando hace mucho calor sudas y cuando hace frío tiemblas. Estas son adaptaciones de tu cuerpo a cuestiones medioambientales. Por su parte, la alostasis tiene que ver con adaptaciones mucho más lentas del sistema de neurotransmisores, incluyendo cortisol, adrenalina, noradrenalina, dopamina y serotonina, que se van adaptando como respuesta ante el estrés, pero gradualmente disminuyen su activación. Esta adaptación depende de la genética.

Los genes regulan enzimas que liberan la cantidad de neurotransmisores en el espacio sináptico; existen genes que intervienen en la conversión de la cortisona en cortisol, si heredas dos brazos largos de tu mamá y de tu papá de esa configuración, sacas dos alelos largos, lo que ayuda a que te repongas más rápido del estrés.

TÉCNICAS PARA ENTENDER, TÉCNICAS PARA SALIR

Existen técnicas electroencefalográficas que ayudan a detectar rasgos de personalidad y estados afectivos optimistas o pesimistas. En el cerebro, las áreas frontales del hemisferio izquierdo se relacionan con afectividad positiva, mientras que áreas frontales en el hemisferio derecho con afectividad negativa. Las personas resilientes tienen mayor activación de las áreas frontales izquierdas.

El problema del exceso de cortisol es que daña las zonas orbito-frontales, la amígdala y el hipocampo, por lo que la producción continua de cortisol y el daño que causa alteran las funciones ejecutivas como el autocontrol y el automonitoreo de la conducta. De ahí la importancia de proporcionar estrategias de afrontamiento desde temprana edad.

Otro concepto relevante es la autoeficacia, que es la capacidad de sentir que puedes salir adelante a pesar de la adversidad, que tienes recursos internos para saber “que lo malo no va a durar para siempre” y que existen redes de apoyo social que, si estás receptivo, te van a ayudar a salir adelante. Es importante ver las dificultades como oportunidades para aprender, crecemos cuando tenemos desafíos, es necesario ver la vida con objetividad pero siempre con un prisma optimista.

Para salir adelante ante las adversidades es necesario ser flexible y tener claros nuestros propósitos y objetivos vitales, así ayudamos a nuestro cerebro a activar las áreas necesarias y que al enfrentarnos a otras adversidades nos sea cada vez más fácil superarlas.

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