El autosabotaje, una máscara hacia nuestros miedos

Es más sencillo decir “no puedo”

Autor: Lidia Ortega Tablas – Instagram: @_tablast – Editorial: youngfortransparency@gmail.com

Es más sencillo decir “no puedo”, que atreverse a intentar y enfrentar el fracaso; lejos de comprender que son una oportunidad de mejora,  los resultados desfavorables durante nuestra formación solían ser interpretados como una muestra de nuestras debilidades, y en consecuencia, como aquellos aspectos en los que sería necesario un mayor esfuerzo.

Aunque al principio consideramos que alcanzar nuestras metas era casi imposible por estas ideas preconcebidas, a lo largo de la vida enfrentamos diversas situaciones que demuestran que, con dedicación, motivación y disciplina, es posible destacar incluso en aquello que al inicio parecía un gran desafío. Pero este proceso no es lineal; si bien los avances evidencian que el éxito es alcanzable, siempre ocurren sucesos imprevistos que atrasan la conclusión de tareas de manera asertiva.

A veces, estos acontecimientos son simples vueltas del destino, situaciones que inevitablemente debían suceder. Sin embargo, al reflexionar comprendemos que muchas veces somos nosotros mismos quienes, de manera inconsciente, nos imponemos obstáculos; aunque exista la posibilidad real del éxito, el fracaso también es una opción, y es difícil aceptarlo. Es nuestra propia mente la que actúa en nuestra contra, haciendo de esa alternativa la única opción posible.

A pesar de que nuestra mente pueda ser nuestro mayor detractor, también puede ser un gran aliado. Si no nos enfocamos en los posibles obstáculos o en lo que podría salir mal, avanzamos de manera exponencial hacia nuestro objetivo; una mente concentrada y decidida tiende a ignorar sus propias limitaciones, permitiéndonos superar barreras que de otro modo nos detendrían.

¿Miedo al fracaso?

Si bien estas limitaciones suelen asociarse a la realización de proyectos, la realidad es que no se limitan a este contexto; pueden estar en cada aspecto de nuestras vidas: desde intentar aprender algo, aplicar a un trabajo nuevo, hasta explorar nuevas aventuras y caminos en la vida. Así como somos capaces de animarnos, también podemos echar todo abajo por miedo, sin razones lógicas, e impulsados únicamente por ser conscientes de que algo puede salir mal aunque las probabilidades sean pocas. Es fácil romper el puente antes de incluso empezar a cruzarlo.

Aunque el fracaso sea el principal motor de este autosabotaje, no debemos subestimar al otro monstruo que acecha: el miedo al cambio. Hemos escuchado que el cambio es positivo, pues lo que cambia evoluciona y lo que evoluciona perdura; sin embargo, salir de nuestra zona de confort es intimidante, y hacer algo nuevo puede ser incluso paralizante; experimentar nuevos caminos pone a prueba nuestras habilidades y autocontrol ante lo desconocido. Esto no quiere decir que no podamos; como diría un buen amigo: cada nuevo reto es el ideal para apreciar nuestras capacidades, pulir nuestras habilidades y trabajar en las debilidades. Debemos tener confianza en nosotros mismos, e intentar vencer estos pensamientos autodestructivos con hábitos que nos ayuden a desenmascarar miedos limitantes.

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