Autor: María Gabriela González Bran – gaby.gonzalezb2002@gmail.com – IG: @gabbz_gonzalez – LinkedIn: María Gabriela González Bran – Editorial: youngfortransparency@gmail.com
Si las series de suspenso criminal son de su gusto, recomiendo la serie de El Pingüino, una continuación del increíble villano de The Batman que tiene excelentes actuaciones y un desarrollo excepcional del personaje de Oz Cob (el Pingüino). En esta serie, el protagonista decide volverse el mafioso más poderoso y adueñarse de la ciudad de Gotham; tras estafar a unos traficantes de droga, consigue su objetivo de ser el líder de casi todos los cárteles de droga en dicha ciudad. Solo faltaba una cosa: tener legitimidad ante los ciudadanos. ¿Cómo lo conseguiría? Por vías políticas.
Dentro de la historia, Sebastian Hady era un concejal con una cuestionada reputación; él también deseaba escalar los eslabones políticos de la ciudad, pero necesitaba aliados poderosos. Este es el contexto en el que se desarrolla la alianza Cob-Hady, en la que ambos personajes hacían pactos secretos que permitieron el fortalecimiento de la narrativa de Oz Cob, mientras Hady limpiaba su reputación y se mostraba ante la población como el héroe esperado.
Una serie puede funcionar como espejo, permitiéndonos reflexionar sobre nuestras realidades. La Constitución Política de la República de Guatemala establece que el fin último del Estado es la realización del bien común, que incluye seguridad, salud, acceso a servicios básicos de calidad, garantía de derechos fundamentales, etc. Sin embargo, deberíamos reflexionar sobre la forma en que el Estado garantiza este bien común, pues no siempre se logra a través de medios legítimos o transparentes. En ocasiones, las vías corruptas distorsionan ese propósito, afectando la confianza ciudadana y debilitando la justicia social.
El Salvador logró establecer la reputación de ser uno de los países más seguros de Centroamérica a través del control de las maras, sin embargo, no puede ignorarse la posibilidad de que este resultado esté vinculado a un eventual pacto con el crimen organizado. Incluso existen artículos que respaldan esta teoría, como el publicado por DW titulado Líder pandillero revela los pactos de Bukele con las maras (2025). Cuando se establece un pacto, es natural que ambas partes busquen obtener beneficios; Si se tolera a las maras lo suficiente como para tratar con ellas y darles concesiones, ¿Qué se puede esperar? Recordemos las últimas noticias sobre la reelección del personaje.
En Guatemala, numerosas comunidades se encuentran bajo el control de las maras, las cuales ejercen un poder basado en la intimidación y el miedo. En estos territorios se percibe una aparente seguridad, no porque exista un verdadero orden social, sino porque la población teme las represalias que implicaría desobedecer las reglas impuestas. ¿Por qué las personas que viven bajo este tipo de gobiernos paralelos sienten temor de desafiarlos, mientras que las maras no muestran el mismo miedo frente al Estado? La respuesta es sencilla: son conscientes de que las autoridades nacionales difícilmente actuarán contra ellas. Lo más alarmante es que, en muchos casos, incluso las propias fuerzas de seguridad parecen temerles, lo que evidencia la fragilidad institucional y la penetración del crimen organizado en la vida cotidiana.
Es urgente abandonar la actitud conformista y dejar de normalizar estas situaciones. Guatemala necesita avanzar hacia una verdadera política de tolerancia cero frente a las maras, acompañada del fortalecimiento institucional y de una ciudadanía vigilante que denuncie la incompetencia de quienes ocupan cargos públicos. No podemos entregar el país al crimen organizado, pues tarde o temprano las consecuencias recaerán sobre la población. La idea es que desaparezcan las alianzas Cob-Hady de Guatemala.
Sobre la Autora: María Gabriela González Bran; Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad Rafael Landívar. Defensora de la libertad y la dignidad humana como pilares claves para lograr el cambio que todos queremos para Guatemala y el mundo.