Un Desafío para Guatemala
Por: Marolen Martínez
Informe Anual de Resultados 2024: ¿Dónde están las acciones concretas?
El día de ayer asistí a la presentación de Naciones Unidas en Guatemala en la cual dio a conocer su Informe Anual de Resultados 2024, titulado Tejiendo Oportunidades. En la presentación, se destacaron más de 190 iniciativas implementadas con una inversión superior a 212 millones de dólares, enfocadas en promover la equidad, la inclusión y el desarrollo sostenible.
Sin embargo, un dato sigue preocupando profundamente: el embarazo en niñas y adolescentes continúa en aumento, y aunque el informe aborda múltiples problemáticas sociales, la prevención de la maternidad temprana sigue sin estar en el foco central de las estrategias en este ámbito como en el privado y social.
Durante la conferencia de prensa, tuve la oportunidad de preguntar directamente al Sr. Miguel Barreto, Coordinador Residente de Naciones Unidas en Guatemala, sobre las acciones concretas que se piensan ejecutar y cómo se destinarán los presupuestos de los millones invertidos en el país. Las respuestas fueron amplias, mencionando esfuerzos en educación y salud, pero la realidad es que las estadísticas siguen mostrando una crisis que no se está abordando con la urgencia necesaria.
La crisis de los embarazos en niñas y adolescentes

Según el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR), entre enero y abril de 2025 se registraron 18,219 nacimientos en madres de entre 10 y 19 años.
El dato más alarmante: Ciudad de Guatemala lidera esta crisis, con 2,775 casos, seguida por Alta Verapaz, Huehuetenango y Quiché. El impacto sigue siendo devastador.
Si Guatemala no enfrenta esta problemática con políticas efectivas, será difícil alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente aquellos relacionados con la equidad de género, reducción de la pobreza y educación de calidad.
El impacto económico de reducir la maternidad temprana
Reducir el embarazo adolescente en un 30% tendría un impacto económico significativo en Guatemala. Según un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el embarazo en adolescentes genera un costo económico de Q1,627.5 millones, equivalente al 0.28% del PIB.
Si logramos reducir esta cifra en un 30%, el país podría recuperar aproximadamente Q488 millones, lo que permitiría redirigir estos recursos hacia educación, salud y oportunidades laborales para jóvenes. Además, la disminución de embarazos adolescentes fortalecería el bono demográfico, lo que podría traducirse en un crecimiento anual adicional del PIB de 1.4 puntos.
Este impacto no solo se reflejaría en la economía nacional, sino también en la calidad de vida de miles de adolescentes, quienes tendrían mayores oportunidades de desarrollo y autonomía financiera. Invertir en la prevención del embarazo adolescente no es solo una cuestión social, sino una estrategia económica clave para el futuro del país.
El papel de las empresas: ¿Se está generando un cambio real?
Las empresas han incrementado sus esfuerzos en el empoderamiento de la mujer, ¡totalmente aplaudible! pero un patrón se repite: la mayoría de los programas están dirigidos a mujeres emprendedoras o ejecutivas, es decir, aquellas que ya han logrado cierta estabilidad económica.
Si bien estos programas son valiosos porque me atrevo a decir que desde Mujer de Negocios fuimos pioneras, ¿qué pasa con las adolescentes en riesgo? ¿Dónde están las iniciativas que les brinden oportunidades reales para salir adelante? No podemos pensar en emprendimiento o en más mujeres líderes y con libertad financiera si primero no garantizamos educación, salud y estabilidad emocional en las niñas.
El sector privado debe repensar su impacto y ampliar su visión. Apoyar a quienes ya han logrado estabilidad es positivo, pero si queremos transformar verdaderamente Guatemala, debemos asegurarnos de que las empresas adopten un enfoque inclusivo, que no deje atrás a las niñas que más lo necesitan. El 30.5% de la población tiene entre 0 y 14 años, mientras que el 63.6% está en el rango de 15 a 64 años. Esto significa que Guatemala sigue siendo un país con una población predominantemente joven.
Mi compromiso con el cambio: Sembrando oportunidades
Hace 20 años, decidí dedicarme al empoderamiento de la mujer a través de Mujer de Negocios, creyendo firmemente en su capacidad de transformar sociedades. Sin embargo, en los últimos dos años, he puesto toda mi atención en la problemática que enfrentan las adolescentes guatemaltecas y en cómo el embarazo temprano afecta profundamente sus oportunidades de vida, pues de lo contrario no disminuiremos brechas.
Con acciones concretas, he trabajado para generar impacto positivo. El año pasado, logré llegar a 3,000 adolescentes con mi libro Juntas Invencibles para Adolescentes, un proyecto pensado para sembrar inspiración y mostrarles que el futuro puede ser distinto. He visto el cambio en ellas. He visto cómo sus ojos brillan cuando descubren que pueden tomar decisiones por sí mismas, que su historia aún puede escribirse con esperanza y determinación.
Este año mi meta es 10,000 libros. No porque las estadísticas vayan a cambiar de la noche a la mañana, sino porque sé que, en 3 a 5 años, esas semillas de inspiración y oportunidad darán frutos. Lo he comprobado. Lo veo en cada adolescente que levanta su voz con fuerza y decide romper con los ciclos de pobreza y desigualdad en los que ha crecido.
Guatemala, el país de las maravillas
A menudo menciono Alicia en el País de las Maravillas, no solo como una referencia literaria, sino como una convicción: Guatemala es el país de las maravillas. Un lugar donde sí existen oportunidades, aunque a veces no se noten, esperando que alguien las descubra.
Cuando las adolescentes escuchan esto, algo cambia en ellas. Abren su mente, su espíritu, su visión de sí mismas. Se dan cuenta de que no son invisibles, de que pueden construir un futuro desde una óptica positiva. Estoy segura de que encontrarán el camino para salir de los círculos viciosos en los que se puedan encontrar actualmente, porque han visto que la esperanza no es una fantasía, sino una posibilidad real.
Un nuevo enfoque: El Océano Azul del cambio
Aquí me viene a la mente la metáfora del Océano Azul, concepto desarrollado por W. Chan Kim y Renée Mauborgne, que propone la creación de estrategias innovadoras en lugar de competir en mercados saturados.
Hasta ahora, las iniciativas siguen un mismo patrón, sin generar un cambio estructural. Las empresas deben construir su propio Océano Azul, un espacio de innovación donde el verdadero impacto radique en prevenir el embarazo adolescente, brindando educación, salud reproductiva y oportunidades económicas para entonces impactar positivamente hacia el desarrollo de país.
En lugar de seguir el mismo modelo de apoyo a mujeres emprendedoras y ejecutivas, volviéndose una competencia salvaje por ver a cuántas mujeres se impacta y hace brillar y qué sector de ellas deja mayor rentabilidad, es momento de crear un nuevo espacio de acción, donde las niñas y adolescentes en riesgo sean el foco central de las iniciativas empresariales. No podemos seguir navegando en aguas conocidas cuando la verdadera transformación está en lo inexplorado. Solo así podremos mejorar índices de desarrollo humano, educación, nutrición, brecha de género, entre otros.
Conclusión
El camino hacia los ODS en Guatemala requiere un esfuerzo conjunto entre el gobierno, la sociedad civil y el sector privado, tu y yo. Si no enfrentamos el problema de los embarazos en niñas y adolescentes con soluciones innovadoras, el país seguirá atrapado en un ciclo de desigualdad.
Es momento de que las empresas piensen en su propio Océano Azul, generando acciones que realmente marquen la diferencia. Porque sembrar esperanza en una adolescente hoy, significa cosechar un país diferente en el futuro. Quieres cambiar un país, RESCATA UNA NIÑA.