«La empresa que no logre subirse a la ola de la IA va a quedar fuera del mercado»
Por: Marolen Martínez
Entrevista con Nicolás Ramírez, economista y experto en tecnología e innovación empresarial, sobre los desafíos de la productividad en tiempos de transformación digital. Nicolás es profesor de ADEN experto en productividad e innovación.
En un contexto donde la velocidad del cambio tecnológico redefine las reglas del juego empresarial, conversamos con Nicolás, economista con maestría en negocios digitales, sobre cómo las empresas pueden navegar la transformación hacia una mayor productividad sin perder el factor humano en el proceso.
Empecemos conociendo un poco más sobre ti. ¿Podrías contarnos quién eres?
Bueno, soy economista y tengo una maestría en negocios digitales. Nací en Mendoza hace 39 años y hace 2 años y cuatro meses me mudé a la ciudad de Panamá junto a mi esposa y mis hijos. Estamos adaptándonos al cambio climático, ya que en Mendoza llueve 20-25 días al año, mientras que en Panamá llueve 20-25 días al mes durante 9 meses al año. Ha sido un cambio drástico, pero estamos bien, trabajando y disfrutando de la experiencia de vivir en el extranjero.
Si tuvieras que describirte en 5 palabras, ¿Cuáles serían?

Me gusta esta pregunta, aunque es difícil. Usaría las palabras tecnología, innovación, preguntas, profesor y música. Me gusta mucho lo que hago y cómo puedo transmitir conocimientos a través de la enseñanza. Valoro mucho la música y la curiosidad.
Siendo la enseñanza uno de tus pilares y la curiosidad dentro del marco de las preguntas, ¿Cómo ves que la productividad de las empresas puede impulsar el desarrollo humano en un mundo donde la innovación y la tecnología son la punta de lanza?
Creo que estamos en una era de cambio acelerado. Las tecnologías digitales están creciendo a un ritmo cada vez más rápido, y esto está impulsando la productividad de las empresas. La innovación y la tecnología son fundamentales para el desarrollo humano, ya que nos permiten adaptarnos y mejorar continuamente.
Hablemos ahora sobre la ventaja competitiva en las empresas. ¿Cómo ves la productividad en este contexto y cómo está cambiando la inteligencia artificial estas reglas del juego?
La ventaja competitiva en muchas empresas va a ser precisamente la productividad. Están viendo cómo pueden, con la cantidad de recursos que tengan, generar la mayor cantidad de valor agregado. Las reglas de juego de productividad están cambiando hoy. Herramientas disponibles con inteligencia artificial permiten multiplicar los tiempos, multiplicar la velocidad, fraccionar los tiempos en los cuales se pueden llegar a lograr las cosas.
Ya hay varios ejemplos de empresas implementando soluciones de IA que permiten realizar las mismas tareas en una fracción del tiempo. No hablamos de un 2 o 3% de ahorro de tiempo, a veces hablamos de 30, 40, 50% de ahorro de tiempo. Eso es valor, algo que después se termina traduciendo en que el cliente final percibe un mayor valor agregado porque la empresa puede destinar sus recursos a un mejor uso. La empresa que no logre subirse a esa ola va a quedar fuera de mercado.
Al hablar de IA y gestión de productividad, ¿Cómo ves el cuadro generacional que existe hoy en las empresas, desde baby boomers hasta centennials?
Creo que es un desafío en dos sentidos. Culturalmente nos encontramos con generaciones desde baby boomers y generación X que tienen una ética de trabajo muy dedicada, muy comprometida. Ahora versus una generación millennial y cada vez más centennial, donde priorizan mucho más su work-life balance. La diferencia es notoria.
Ese factor cultural termina incidiendo, pero a la vez también está la tasa de adopción. No es lo mismo. Hace tiempo hablábamos de los millennials como nativos digitales, más los centennials. En algún momento hablaremos de los nativos de IA. Sin duda genera un desafío para quien lleva muchos años trabajando de la misma forma, el tener que cambiar no simplemente incorporar un proceso nuevo, sino cambiar a veces radicalmente la forma de trabajar.
Es ahí donde las empresas tienen que acompañar a que sus colaboradores primero pierdan el miedo a lo que está pasando. Hay mucho frenesí mediático. Que puedan decir: «Esto existe, pero lo podemos trabajar, es manejable, es una herramienta».
¿Hay algún riesgo particular que te preocupe en esta transición?
Sí, algo que está empezando a notarse: estas herramientas de inteligencia artificial están siendo eficientes en hacer tareas que usualmente hacen los recién graduados, los practicantes. Eso genera un problema porque el practicante de hoy es el senior de mañana. Si no le damos al practicante de hoy el tiempo para poder efectivamente volverse un senior, nos vamos a quedar con seniors cada vez más experimentados, pero va a empezar a faltar ese gap generacional.
Las empresas están dirigidas por líderes que en su mayoría siguen siendo baby boomers y generación X. ¿Cuáles crees que son las características esenciales de esos líderes para gestionar una productividad eficiente?
Un concepto que no podemos dejar de lado es lo que llamamos agilismo organizacional: la capacidad de planificar en el largo plazo, pero ejecutar en ciclos cortos que permitan medir en tiempo real los cambios que están sucediendo, tanto de contexto como incluso lo que el mismo cliente está necesitando.
El líder tiene que dar espacio para que los colaboradores puedan innovar, puedan proponer. Son quienes están en la trinchera, quienes probablemente estén hablando con el cliente todos los días o estén en una planta, en una fábrica, y vean oportunidades de mejora. Hay un concepto que quizás en Latinoamérica no estamos tan acostumbrados: el intraemprendedorismo. Darles a los colaboradores el espacio para descubrir oportunidades, empoderarlos.
Un colaborador que detecta algo y no se le da el espacio para desarrollarlo, o duerme esa capacidad o se va a buscar oportunidades en otro lugar.
¿Qué les dices a los líderes que están dándole más espacio a la IA que a los jóvenes talentos?
Es un lindo desafío. Este empuje fuerte que dice «necesitamos incorporar esto porque si no nos quedamos fuera de mercado» pone a un líder a pensar: «Si no incorporo estas herramientas, personas virtuales a mi fuerza de trabajo, me puedo quedar sin ventaja competitiva», pero a la vez tenemos el problema que hablábamos recién.
No es un desafío fácil de resolver. Se trata de buscar el equilibrio adecuado de acuerdo con el contexto de la empresa, a las particularidades. Es desafiante, es retador. Sinceramente no se tiene una respuesta fácil.
¿Cómo dirías que se puede humanizar la implementación de la tecnología desde la gestión de productividad?
Un concepto que tiene que ver con lo que llamamos inteligencia aumentada: combinar la inteligencia artificial con la inteligencia humana. Todas estas herramientas que estamos viendo ahora no piensan por sí mismas. En el fondo, muy debajo del capó, lo que hay es un modelo muy sofisticado, matemático, estadístico que lo que hace es predecir la próxima palabra.
No piensan por sí mismos, emulan un alto grado de cercanía a lo que es la inteligencia humana, pero no piensan por sí mismos. El principal desafío que cualquier líder debería tener para humanizar esto y efectivamente incrementar la productividad es empoderar a sus colaboradores a que usen estas herramientas con buen criterio, como copiloto, pero no copy-paste de todo lo que dice.
Hay un estudio hecho hace algunas semanas donde se puso a un grupo de colaboradores a utilizar ChatGPT en áreas de su propio campo de conocimiento, cosas que ellos ya saben cómo hacer, y hubo un incremento de productividad del 40%. Ahora, se puso a estos mismos colaboradores a usar estas herramientas en áreas fuera de su conocimiento, y la productividad decayó un 20%.
Esto indica que estas herramientas vienen para apalancar, para ayudar a que lo que ya sabemos hacer lo hagamos mucho mejor, pero no es magia. No hace las cosas de forma 100% autónoma sin guía.
Hablando de herramientas, ¿Cuál consideras más adecuada entre ChatGPT, Copilot, Gemini, Claude?
La respuesta termina siendo: depende. Tenía un mentor hace muchos años que me decía: «Nicolás, si tu única herramienta es un martillo, todos tus problemas van a ser clavos». La realidad es que no todos los problemas son clavos.
Hay claramente tres grandes jugadores en el mercado. No sé si pondría a Copilot en esa lista de tres, pero sin duda ChatGPT, Claude y Gemini son los tres grandes jugadores lo suficientemente todoterreno.
Soy fiel defensor de buscar una solución, pero las soluciones nunca pueden ir antes del problema. También necesito saber qué problemas quiero resolver, cuáles son los casos de uso, cuáles son los procesos que hoy tengo. En base a eso, identificar oportunidades de optimización y determinar cuál es la herramienta más adecuada. No al revés, porque termina generando soluciones a los problemas equivocados.
En escenarios tan disruptivos, ¿Qué papel juega realmente la innovación para ser más productivo?
La innovación dejó de ser una opción hace años. Las empresas que alcanzaban una posición de liderazgo podían descansar diciendo «listo, llegué, soy el líder del mercado». Hoy ese posicionamiento que una empresa puede lograr puede romperse en meses por justamente todo este cambio acelerado.
Innovar ya dejó de ser una opción. Necesitamos estar constantemente cuestionándonos los supuestos y principios que tenemos, siempre con la mirada puesta en el cliente, en el usuario final. No hay innovación si efectivamente no termina agregándole valor al cliente, porque es quien después tengo que asegurarme que me siga eligiendo empresa.
¿Cómo se puede medir adecuadamente la mejora de productividad?
Es una buena pregunta. Hay empresas que miden la mejora de productividad con el simple hecho de cuánto output produce una persona en un espacio de tiempo determinado. Eso tiene sus bemoles porque da por sentado que todas las tareas son iguales, que no hay complejidades.
Si queremos medir el impacto de incorporar una herramienta o una transformación digital, una buena forma termina siendo cómo incrementa el output, lo producido, en la misma cantidad de tiempo. Así están midiendo muchas empresas al incorporar herramientas de IA: el incremento o la reducción de tiempo en realizar la tarea, o la mayor cantidad de tareas en una misma unidad de tiempo.
¿Qué papel juegan los intangibles como principios y valores para que una empresa sea más productiva?
Hay una frase atribuida a Peter Drucker, uno de los padres del management moderno, que dice: «La cultura se come a la estrategia en el desayuno».
Los principios y valores, que junto con otros elementos forman parte de la cultura, son determinantes. Una empresa puede tener una estrategia impecable, pero esa estrategia tiene que ejecutarse, convertirse en práctica, implementarse. La forma de ejecutar una estrategia es por medio de una cultura sana.
Si hay una cultura tóxica, no saludable, por más brillante que sea la estrategia, esa estrategia no va a funcionar porque se va a terminar implosionando. Puede pasar lo contrario: una empresa con una cultura muy sana pero una estrategia quizás más débil, te puedo asegurar que le va a ir mejor porque el impulso dado por los colaboradores probablemente le permita avanzar más que una empresa con una estrategia impecable, pero con una cultura tóxica.
Los emprendedores a veces creen que hablar de productividad o innovación es solo para grandes empresas. ¿Qué les dirías?
Llevamos casi tres décadas de florecimiento de la idea de ser emprendedor. Se ha vuelto cool, está de moda ser emprendedor. El problema es que muchas veces se confunde una expresión de deseos con lo que el mercado realmente necesita.
Hay miles, lamentablemente miles de casos de emprendedores que ciegamente van a buscar fondos, que incluso consiguen inversores, pero nunca se tomaron la molestia de saber si hay efectivamente clientes dispuestos a pagar dinero por lo que ellos tienen para ofrecer.
El mercado manda. Es quien dice si hay espacio o no para un producto nuevo, una empresa nueva. Parte de ese valor que se debe construir para que el cliente esté dispuesto a comprarlo viene por el lado de la productividad. Si no me aseguro de innovar, no me aseguro de entregar valor al usuario, se pierde de vista el norte y después el usuario dice «¿por qué voy a pagar para comprarlo?»
Una mejora de productividad o una innovación continua se traducen directamente a una mayor entrega de valor al usuario.
Una pregunta personal: según tu experiencia, ¿Quién suele ser más productivo, el hombre o la mujer?
Es muy a título personal, tómalo con pinzas. Siempre, desde chico, tuve la suerte de crecer en un entorno en el cual no había diferencias entre ser hombre o mujer en cuanto a aspiraciones. Después, en la práctica, esas cuestiones en la sociedad siguen estando y se ven hasta en las estadísticas de posiciones directivas.
Mi propia experiencia ha sido muy positiva en ambos casos, con compañeros y compañeras que han sido comprometidos, con una ética de trabajo súper dedicada y que han sabido aprovechar el tiempo, han sido productivos. He tenido experiencias de lo contrario también en ambos géneros.
No termina siendo una cuestión de género. Si me preguntas «necesitas contratar a un colaborador, ¿qué preferís, hombre o mujer?», la respuesta es: el que sea mejor, realmente no significa una diferencia.
Para concluir, ¿Qué consejos das para impactar dentro de las empresas una gestión hacia la productividad basada en innovación y empoderamiento?
Tres puntos centrales:
Primero, la educación. Rompe paredes, rompe muros significativamente. Empoderar a nuestros colaboradores con conocimiento es probablemente una de las mejores decisiones que podemos tomar.
Segundo, darles el espacio para equivocarse. En Latinoamérica castigamos mucho el error, el fracaso. Empoderar a nuestros colaboradores para que puedan experimentar, sabiendo que a veces las cosas no van a salir perfectas, pero poder entender qué fue lo que no funcionó, cómo podemos aprender de eso y seguir creciendo.
Finalmente, recursos. A veces algo tan sencillo como: «Tengo esta iniciativa, me gustaría explorarla», pero no «hacerlo en tu tiempo libre». Si queremos hacer la diferencia, también tenemos que estar dispuestos a apostar por nuestros colaboradores, ya sea en tiempo o en recursos que tengan a disposición
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