Por: Marolen Martínez
Invirtiendo en el futuro que transformará el país
En las últimas dos semanas, he tenido el privilegio de recorrer la Guatemala que muchos empresarios mencionan cuando hablan del verdadero desarrollo del país, pero que pocos se atreven a visitar. Cobán, San Pedro Carchá, Santa Cruz del Quiché, Sacapulas y Nebaj fueron los escenarios donde 2,000 adolescentes recibieron mi libro «Juntas Invencibles para Adolescentes». Esta experiencia me ha confirmado una verdad fundamental: el desarrollo sostenible de Guatemala no se construye desde las oficinas ejecutivas, sino desde los corazones y mentes de nuestros jóvenes.
Más allá de los números: Rostros de Esperanza

Detrás de cada estadística de pobreza, cada índice de desarrollo humano y cada cifra de deserción escolar, hay rostros de adolescentes que cargan sueños más grandes que las limitaciones de su entorno. En cada comunidad que visitamos, encontré jóvenes con una sed insaciable de conocimiento, con preguntas profundas sobre su futuro y con una determinación que desafía cualquier pronóstico pesimista.
Las niñas y adolescentes de estas comunidades enfrentan barreras que van más allá de la geografía o la economía. Enfrentan paradigmas culturales que limitan sus aspiraciones, falta de modelos a seguir y, sobre todo, la ausencia de alguien que les diga: «Tú puedes lograr lo que te propongas» y así despertar su mente y su alma, pequeñas que se preguntan “¿puedo soñar y si trabajo lo puedo lograr”?
El poder transformador de la inversión social
Como empresarios y líderes, hablamos constantemente de sostenibilidad, pero ¿realmente entendemos lo que esto significa? La verdadera sostenibilidad no se mide únicamente en balances financieros o reportes ambientales. La sostenibilidad real se construye cuando invertimos en el capital humano que transformará el país en las próximas décadas.
Cada quetzal invertido en la educación y empoderamiento de un adolescente en la “Guatemala profunda” genera un retorno social exponencial. No es filantropía; es la inversión más inteligente que podemos hacer como país. Cuando una niña de Nebaj se gradúa de la universidad, no solo transforma su vida: transforma su familia, su comunidad y contribuye al desarrollo económico nacional.
El compromiso que marca la diferencia

Esta iniciativa ha sido posible gracias al compromiso genuino de organizaciones como Micoope y Seguros Columna, que han entendido que su responsabilidad social va más allá de las donaciones ocasionales. En este año internacional del cooperativismo, han demostrado que el verdadero espíritu cooperativo consiste en construir oportunidades para quienes más lo necesitan y quienes pueden lograr cambios a corto y mediano plazo, la juventud.
Su apoyo no ha sido solo financiero; han sido aliados estratégicos que comprenden que invertir en la juventud guatemalteca es invertir en el futuro del país. Han validado con hechos que las empresas comprometidas con el desarrollo sostenible no pueden ignorar la Guatemala profunda.
Un llamado a la acción empresarial
A cada empresario que habla del potencial de Guatemala, le lanzo este desafío: ¿Cuándo fue la última vez que visitaste las comunidades donde realmente se necesita tu liderazgo? El desarrollo del país no se logrará únicamente con inversiones en infraestructura o tecnología. Se logrará cuando decidamos invertir conscientemente en el talento humano que está esperando una oportunidad.
Las 2,000 adolescentes que recibieron «Juntas Invencibles» no necesitaban caridad; necesitaban que alguien creyera en su potencial. Necesitaban herramientas, inspiración y la certeza de que sus sueños son válidos y alcanzables.
El futuro se construye hoy
La Guatemala profunda no es un problema por resolver; es una oportunidad para aprovechar. Cada niña que empoderamos hoy será la líder que transforme su comunidad mañana. Cada adolescente que inspiramos será la empresaria, la profesional y un agente de cambio que Guatemala necesita.
La sostenibilidad empresarial del siglo XXI se mide por el impacto social que generamos. No podemos construir un país próspero mientras ignoramos el potencial de nuestros jóvenes. No podemos hablar de desarrollo sostenible si no estamos dispuestos a invertir tiempo, recursos y pasión en quienes cargarán el futuro de Guatemala en sus hombros.
Una invitación personal

Te invito a que la próxima vez que hables del desarrollo de Guatemala, te preguntes: ¿Qué estoy haciendo para que la Guatemala profunda sea parte de esa visión de desarrollo? Las oportunidades están ahí, los jóvenes están esperando, y organizaciones como Micoope y Seguros Columna ya están marcando el camino.
El futuro de Guatemala no se construye en las salas de juntas; se construye en las aulas de Cobán, en los corazones de las niñas de Sacapulas, en los sueños de los jóvenes de Nebaj. Invirtamos en ese futuro. Invirtamos en ellos. Invirtamos en nosotros mismos.
Porque cuando invertimos en la juventud de la Guatemala profunda, no solo estamos construyendo un país más próspero: estamos construyendo un país más justo, más equitativo y verdaderamente sostenible, porque #Juntasinvencibles.