Una cruzada que transformó vidas y despertó sueños en Guatemala
Por: Marolen Martínez
Durante todo el mes de julio, emprendí un viaje que cambiaría no solo mi perspectiva, sino también la vida de miles de adolescentes guatemaltecas. Con más de 1000 kilómetros recorridos y 4000 libros en mis manos, inicié una cruzada de «Juntas Invencibles para adolescentes» que me llevó desde Ciudad de Guatemala hasta los rincones más remotos de nuestro hermoso país.
El despertar de una generación
Mi ruta me condujo por paisajes diversos y comunidades llenas de esperanza: Cobán, Carchá, Sacapulas, Santa Cruz del Quiché, Nebaj, Amatitlán, Monjas Jalapa, Guastatoya, Sanarate, San Agustín Acasaguastlán, Asunción Mita y Jutiapa. En cada destino, me esperaban rostros jóvenes, algunas miradas tristes, otras, curiosas y corazones abiertos a recibir algo que para muchos era completamente nuevo: su primer libro.
No era solo la entrega de un objeto. Era la entrega de posibilidades.
Más que páginas: semillas de transformación
Lo que descubrí en este recorrido me conmovió profundamente. Encontré adolescentes cuyo mundo se limitaba a lo que podían ver desde sus ventanas, jóvenes que no conocían más allá de su entorno inmediato, pero que guardaban en su interior sueños gigantes esperando ser despertados.
Al colocar cada libro en sus manos, pude ser testiga de algo mágico: el despertar del alma. Vi cómo sus ojos se iluminaban, cómo sus mentes se abrían a la posibilidad de que existía un mundo más amplio, lleno de oportunidades esperando ser descubiertas.
Para la mayoría, era la primera vez que alguien les regalaba un libro. Imaginen el poder de ese momento: el primer contacto con historias que podrían cambiar su perspectiva, con conocimientos que podrían transformar su futuro, con la comprensión de que ellas también tienen la capacidad de crear su propio destino.
La chispa que enciende la esperanza

En cada comunidad que visité, sembré semillas de esperanza. No solo entregué libros; compartí la certeza de que cada una de estas adolescentes tiene el poder de ir más allá de lo que las circunstancias les han mostrado hasta ahora. Les dije, con cada libro entregado, que sus sueños no solo son válidos, sino alcanzables.
Fue hermoso ver cómo esa chispa se encendía en sus miradas. Cómo de repente comprendían que si se lo proponen, si trabajan por ello, tienen toda la capacidad de encontrar y crear esas oportunidades que antes parecían inalcanzables. Más importante aún, el que sí están leyendo el libro y muchísimas de ellas me han escrito haciendo saber su sentir mientras van leyendo.
Juntas somos invencibles

Esta cruzada no habría sido posible sin el compromiso y la confianza de organizaciones que creen en el poder transformador de la educación y el desarrollo humano. Micoope y Seguros Columna demostraron que entienden lo que realmente importa: invertir en lo más valioso del país, su gente.
Pero también debo un reconocimiento especial a los equipos de cada una de las cooperativas que nos abrieron sus puertas y corazones: Guayacán, UPA, Cobán y Cotoneb. Su colaboración fue fundamental para hacer realidad cada entrega. A Lucía y Marlene, cuyo apoyo logístico fue esencial para coordinar esta compleja operación, asegurando que cada detalle fluyera perfectamente. Y por supuesto, a mi querido amigo Douglas, quien con su lente capturó cada momento mágico, documentando estas entregas maravillosas para que el mundo pudiera ser testigo de la transformación que estábamos viviendo.
Su apoyo hizo posible que estos más de 1000 kilómetros se convirtieran en puentes hacia el futuro para 4000 adolescentes. Porque cuando las empresas se comprometen con el desarrollo humano, cuando invierten en la educación y en los sueños de nuestra juventud, están construyendo un Guatemala más próspero y equitativo para todos.
El verdadero significado del éxito
Como mujer de negocios, he aprendido que el éxito no se mide únicamente en cifras o logros profesionales. Se mide también en vidas tocadas, en sueños despertados, en la capacidad de ser un puente entre lo que es y lo que puede ser.
Cada kilómetro recorrido en esta cruzada fue un kilómetro de amor. Amor por mi país, amor por nuestra juventud, amor por las posibilidades infinitas que se abren cuando alguien cree en ti y te da las herramientas para crecer.
Un llamado a la acción

Hoy, una vez más, quiero invitar a más empresarias, emprendedoras y líderes a sumarse a este movimiento. Como nos recordó el Papa León XIV en la Jornada de la Juventud: «Seamos redes, seamos luz». Estas palabras resuenan profundamente en mi corazón porque reflejan exactamente lo que necesitamos hacer.
Guatemala necesita que más voces se alcen, que más manos se extiendan, que más corazones se abran para apoyar a nuestra juventud. Necesitamos convertirnos en esa red de apoyo que sostiene los sueños de nuestros jóvenes, ser la luz que les muestra el camino hacia sus oportunidades.
Porque cuando invertimos en nuestros adolescentes, cuando les mostramos que hay un mundo lleno de oportunidades esperándolos, estamos construyendo un futuro donde todos podemos prosperar.
Juntas, verdaderamente invencibles
Los más de 1000 kilómetros que recorrí en julio me enseñaron algo fundamental: cuando nos unimos con un propósito común, cuando trabajamos juntas por un objetivo que trasciende nuestros intereses individuales, nos volvemos verdaderamente invencibles.
Cada adolescente que recibió un libro en sus manos ahora sabe que no está sola, que hay personas que creen en ella, que hay oportunidades esperándola. Y esa certeza, esa chispa de esperanza, puede cambiar no solo su vida, sino el futuro entero de nuestro país.
El amor recorre kilómetros, transforma vidas y construye futuros. Y esto es solo el comienzo.
Con amor y determinación, creyendo siempre en el poder transformador de la educación y en la capacidad infinita de nuestra juventud guatemalteca.
Qué fascinante leer este testimonio Marolen, gracias por ser ese ser de luz para tantas niñas y jóvenes de Guatemala. Haber leído la palabra salvación en los comentarios de las chicas y el entusiasmo y agradecimiento con el que escriben nos hace tener esperanzas de que esas vidas que tocaste con tus palabras y con tu libro tomarán sus decisiones de forma diferente de ahora en adelante, pensando que pueden convertir sus sueños en realidad y sintiéndose capaces de liderar su propio proyecto de vida. Mis sinceras felicitaciones!
Gracias, gracias, gracias por esas palabras tan motivadoras para seguir trabajando en pro de las niñas y adolescentes del país.