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Una Madre bien Padre

Por Redacción
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Escrito por:  Carmen Portillo,  Asesor de Imagen y Directora Ejecutiva de Dress For Success Guatemala

Ser madre, profesional y a la vez cubrir las funciones de un padre no es algo sencillo, pero ¿cuántas mujeres cercanas a nosotros han o están pasando por estos roles agotadores?

En mi caso ha sido una aventura, con altos y bajos, con éxitos y fracasos, aciertos y desaciertos… pero estoy en pie, viendo a mis dos hijos adultos, profesionales y con sueños grandes por los que están trabajando y logrando.

No hay libros ni recetas que nos enseñen a ser esposas, madres… mucho menos y enfrentarnos a tener que tomar una responsabilidad tan grande de llevar solas un hogar después de una separación o divorcio, y es que es titánico… pero muchas lo hemos logrado y otras están en ello aún. No es el diseño original de lo que se llama una familia, lamentablemente, pero sí se puede hacer y mucho más. Las mujeres estamos capacitadas de sacar fuerzas de donde no hay y muchas hasta nos la inventamos, por lo que es necesario buscar el equilibrio adecuado para trabajar y lograr el éxito profesional, pero más importante el familiar.

Recuerdo que una de las prácticas que desarrollé es tener mi agenda familiar y mi agenda profesional. De hecho, mis hijos sabían cuáles eran las actividades que se habían planificado para el fin de semana, después de una semana de trabajar fuera de mi país. Una vez, cuando aún no podía escribir uno de ellos, dibujó un pollito en un papel y cuando llegue de viaje de trabajo me dijo: “Mami, ¡esta es la agenda! Vamos a ir al Pollo Campero” y otra vez mi otro hijo dibujó el mar, pues querían un fin de semana en la playa. Este es uno de los principios que he aplicado y es de manejar una agenda con prioridades, actividades, recordatorios y lo más importante fue el ser juiciosa en cumplir con lo programado. El orden es vital en nuestras actividades profesionales, pero también en las familiares y sobre todo cuando hacemos promesas.

Tendemos a comprometernos con muchas cosas, y al no tener control de lo que debemos realizar podemos quedar mal… ¡yo lo hice! Y obviamente, evitamos quedar mal con nuestros jefes y/o clientes, pero ¿estamos conscientes del daño que hacemos a nuestros hijos cuando no cumplimos una promesa? Y sobre todo estamos siendo modelos a nuestros hijos. Yo fallé muchas veces, pero la clave dentro de todo fue organizar al cubrir mi rol de madre y a la vez mi rol como profesional, pues perder el control y darle más tiempo a uno de las dos áreas es muy fácil!

Cubrir el rol de una madre amorosa, detallista, proveedora y protectora es una gran responsabilidad y a la vez ser la profesional que cumple horarios y metas es un ¡arte!

Importante fue para mi saber que soy modelo para mis hijos, en todas las áreas y que con mi imagen puedo proyectar el éxito que anhelo tener y que ellos disfruten, por lo que es un área adicional que las mujeres y hombres también no debemos olvidar. Antes de ser madres, fuimos esas mujeres con sueños, anhelos y con el deseo de vernos y sentirnos bellas, por lo que es algo que no debemos dejar a un lado. La imagen nos acerca a nuestros objetivos, de hecho, es una herramienta de éxito. Alguien dijo que no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

Sigo siendo esa madre que me toco ser la proveedora y la profesional. Lo he disfrutado, aunque no ha sido fácil, pero lo volvería hacer una vez más, para sacar a mi familia adelante como hasta hoy.

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