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Sor Encarnación Rosal continúa

Por Redacción
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Por: Margarita Pacay

Mujer de profunda oración y entrega a favor de la educación

El espíritu de lucha de Sor Encarnación Rosal continúa

Aunque el tiempo ha pasado, el legado de sus enseñanzas a favor del desarrollo de la mujer, sus obras y profunda oración, siguen vigentes.  Madre Encarnación Rosal está en su proceso de llegar a ser reconocida como una Santa.

Un año antes de la independencia de Centroamérica, nace María Vicenta Rosal Benítez, 26 de octubre de 1820, en el Barrio de San Nicolás, Quetzaltenango, con un espíritu de lideresa religiosa que marca sus pasos por la igualdad de oportunidades, caridad y oración.

La madre Encarnación impulsaba la educación y el desarrollo de la mujer; no quería que las niñas estuvieran marginadas, y deseaba que las religiosas estuvieran también capacitadas para apoyar estos proyectos”, afirma una de las Hermanas Betlemitas, Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.

Sin embargo, esto tuvo repercusiones durante el régimen liberal, en tiempo de Justo Rufino Barrios, se quiso eliminar la visión que tenía, pero ella continuó su misión como toda una mujer valiente y convencida del propósito de su vida. Durante todo su trayecto se manifestaron milagros y resultados importantes en la educación, reflejado hoy, en el actual trabajo que realizan las religiosas de la orden Betlemitas de Centroamérica y Suramérica.

Madre Encarnación estuvo inspirada en las obras encaminadas del Santo Hermano Pedro, quien es el fundador de la orden Betlemita, y dobla esfuerzos para continuar las obras y hacer algunas reformas como la creación de la orden de betlemita femenina, ya que en ese entonces la congregación de mayor fuerza era la masculina y se estaba debilitando.

Johann Melchor Toledo, Historiador del Arte, explica que en 2021 se presentó el libro El Obispado de los Altos, su primer centenario, donde se enlista la historia de los que están en proceso de canonización, y ahí aparece la vida de Sor Encarnación, el cual fue escrito por su autoría y por Roberto Gutiérrez.

Ella también cobró fama cuando se manifestó en el país el cólera morbus, emprendió jornadas de rezos y los milagros de sanación surgieron.

Reformó la orden para que sobreviviera a los cambios del siglo XIX y la puso en educación.  Hizo que la orden se mantuviera, y cuando se la llevó a Sudamérica, creció grandemente la obra del hermano Pedro en la sección femenina, explica el historiador Melchor.

Cómo surge su vocación

A los 17 años se trasladó a vivir a la Ciudad de Guatemala, visitó varios conventos y tomó la decisión de ingresar al Beaterio de Belén el 1 de enero de 1838, seis meses después, tomó los hábitos como novicia, y cambió su nombre por Sor María de la Encarnación Rosal del Corazón de Jesús, y en 1840 recibió la confirmación de su profesión religiosa.

En 1848, recibió la invitación para fundar el Beaterio de Belén, en el pueblo del Espíritu Santo, Quetzaltenango, y fue reelegida en 1852; tres años después, fue nombrada priora, y esto permitió que se reformara esta orden, que permitió a las hermanas betlemitas dedicarse a la educación.  

De oración profunda

Su ferviente fe, carisma y energía, la mantenían con grandes ideas visionarias y un don espiritual de discernimiento.  Tal como lo experimentó en un Jueves Santo de 1857, al escuchar una voz interna que decía: “Los hombres no celebran los Dolores de mi Corazón“.

“Era el mensaje de Jesús que expresaba un dolor no precisamente de los clavos en la cruz, sino del dolor de nuestros pecados. La madre Encarnación lo toma en serio, lo medita y se esfuerza por propagar esta devoción al corazón de Jesús, lo va transmitiendo con más vitalidad a sus hermanas, y así es como ella sigue esta labor”, aclara la religiosa bethlemita.

Según lo que documentan los historiadores, el 25 de agosto, de ese mismo año, se celebró la primera fiesta en honor a los Dolores Internos del Corazón de Jesús.

El 25 de marzo de 1861, Sor Encarnación Rosal pidió autorización para fundar el Beaterio en Quetzaltenango, se le concedió el permiso y más adelante, el 17 de octubre, se le nombró Priora del nuevo Beaterio. 

También fundó el noviciado en Quetzaltenango.  El 15 de octubre de 1865, fue bendecida la obra terminada e inaugurada en 1866.   En dicho claustro funcionó la enfermería para mujeres convalecientes, describe el libro de los historiadores.

Tratan de bloquear su misión

En 1871, con la llegada de los liberales al gobierno, Justo Rufino Barrios, jefe político de Quetzaltenango en ese momento, expulsó a los jesuitas.   Sor encarnación Rosal ofreció al arzobispo, Bernardo Piñol y Aycinena, hacerse cargo de la labor educativa que habían dejado los jesuitas. 

El 22 de agosto de 1871, el alcalde de Quetzaltenango por instrucciones de Barrios, les dijo a las Betlemitas que les quitaría su convento.   Sor Encarnación informó al prelado y pidió permiso para irse a vivir a Educador.   El arzobispo le indicó que se quedaran, hasta recibir la orden de expulsión.   

El 17 de junio de 1872, Barrios ordenó abrir las puertas del convento y mandó a que las monjas se quitaran el velo.  Sor Encarnación protestó enérgicamente, finalmente, las hermanas tuvieron que huir a la capital. 

Ya consolidado el régimen liberal en Guatemala, la situación de las religiosas se hizo cada vez más difícil en el país.  Desde Costa Rica, el presidente la manda a llamar, una delegación se la lleva, y en ese país funda un colegio, un hospicio para niñas.  Atiende las necesidades del desarrollo de la mujer, y busca recuperar la identidad de la mujer, afirma la hermana bethlemita.

En Costa Rica era la época de los masones, y deciden suspender los colegios católicos con esa ideología.  Es así como el 19 de agosto de 1885 también fue expulsada de Costa Rica.  Como consecuencia, Sor Encarnación se trasladó a Pasto, Colombia, en donde fundó el primer noviciado betlemita.   El 10 de agosto de 1886 salió rumbo a Ecuador, acompañada de las hermanas que habían de fundar el beaterio en Tulcán y Otavalo.

Resucitan sus obras

La trayectoria de Sor Encarnación fue incansable, como mujer de carácter, con un objetivo claro, perseverante y fiel, lucha hasta el final, en medio del cansancio y dolencias de salud, al dirigirse a Ecuador, se cae de un caballo y fallece el 25 de agosto de 1886 en Tulcán.   Su cuerpo se conserva incorrupto.  El 13 de octubre de 1896, fueron trasladados sus restos a Pasto, Colombia, donde se dice que emana un aroma exquisito a rosas.

Al año siguiente, la superiora general María Ignacia González, comenzó el proceso de beatificación de la Madre Encarnación, debido a numerosos milagros que se le atribuyeron. 

En 1912 dio inicio el proceso diocesano para su beatificación.   Su proceso se discutió en Roma, en la Asamblea Especial de 1976, y se dispuso que fuera aceptado por lo que se le dio trámite.  El 4 de mayo de 1997 fue beatificada por el entonces papa Juan Pablo II, en la Plaza de San Pedro en Roma.

Bien organizadas

La congregación de las betlemitas se organiza por provincias, hay 5:

  • La provincia de Centroamérica se llama San Miguel Arcángel, que incluye, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Hay 90 betlemitas.
  • En Colombia, la provincia se llama El Sagrado Corazón de Jesús, dirigen las casas de Colombia, Panamá, Estados Unidos y Venezuela.
  • La provincia de Italia, llamada de La Inmaculada Concepción.
  • También están las de España, Ecuador, y de la India.  

La gran labor en Guatemala

En el país hay 4 obras:

  • Quetzaltenango: Encarnación Rosal.
  • San Andrés Semetabaj, Sololá: Instituto Indígena Nustra Señora del Socorro.
  • En Quiché: Centeo Educativo Santo hermano Pedro.
  • En  Antigua Guatemala: Instituto Indígena Nuestra Señora del Socorro; El Colegio Belem, y la Posada Belem, es una casa de retiro, que alberga la historia del hermano Pedro. La posada de Belén, es la cuna de la congregación Betlemita.

“Encontramos agradecimiento, muchas niñas no hubieran podido estudiar si no hubieran llegado a ellas las betlemitas, y con el apoyo de becas importantes de patrocinadores. Muchas tuvieron una vida difícil y hoy son emprendedoras, o están trabajando en alguna empresa, y apoyando a otras jóvenes. 

Deja una herencia rica en virtudes carismáticas, fraternidad, servicio, entrega, humildad y sencillez.  Ella decía “que se pierda todo, menos la caridad”, afirma la hermana bethlemita.

Su vida está llena de entrega y denuncia, a favor de los más necesitados, y refleja el icono de ciudadana comprometida por un mejor desarrollo para todos, haciendo énfasis en el desarrollo de las niñas, ya que en su momento se manifestaba más la desigualdad, al no permitirles que se superaran en el campo educativo, para que se desarrollaran como mujeres con igualdad de derechos y oportunidades.

Madre Encarnación luchó por ese bien común, y así como ella fue inspirada por las obras del Santo Hermano Pedro, hoy será ella también un icono importante en la vida de muchas mujeres que buscan enriquecer su espiritualidad, con valores, autoestima y desarrollo, donde los tropiezos podrán surgir, pero la firme convicción de lo que se desea alcanzar es lo que mantendrá ese espíritu de lucha.

Conocer el propósito de vida es lo que permite avanzar y tener claro el camino para trabajar sobre el propio proyecto o misión. 

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2 Comentarios

María del Carmen Gómez 3 de mayo de 2023 - 10:10 am

Muchas gracias por compartir. Dios les bendiga

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Redacción 3 de mayo de 2023 - 3:55 pm

Gracias a ti por tu comentario, leernos y mejor aún, compartir con otro público.

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