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No luches, solo complementa

Por Redacción
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¿Qué sucede cuando queremos aseverar contundentemente que somos iguales?,

hombres y mujeres caemos en un error garrafal. Afortunadamente no lo somos y la diferencia es lo que hace enriquecedor un ámbito laboral mixto.

La gran diferencia entre un mito y una realidad es la creencia. Cuando algo se concreta, se convierte en realidad, pero para ello han tenido que suceder cientos de miles de cambios radicales en la historia para que hoy en día podamos aseverar que existe, aunque en su gran mayoría, los hechos van perdiendo valor en la sociedad si se ha probado lo contrario. Por ejemplo. Es hasta el siglo pasado que la mujer empieza a tener la posibilidad de preparase académicamente, trabajar en instituciones públicas y privadas,  publicar, votar, opinar, discernir.

Todo esto, y más, acontece en el instante en el que se convierte en realidad el hecho de que la mujer no sólo está creada para cuidar del hogar y  tener hijos, sino también tiene un gran potencial intelectual, empresarial, político.

Desafortunadamente, se libraron batallas en las que no siempre quedamos muy bien paradas, pues en un principio no comprendimos que no se trataba de ir a una guerra sin fusil, y con esto me refiero a la falta de experiencia, sino de demostrar con hechos la capacidad, el compromiso, la inteligencia y lo aguerridas que podemos ser en el mundo empresarial.

Así, se gestaron grupos, se convocaron alianzas para derrocar a los hombres del puesto que venían ocupando hace siglos ya, y eso nos restó energía, tiempo y calidad; sin embargo, aprendimos la lección y logramos superar el mito de que los hombres tiene como misión trabajar y las mujeres cuidar el hogar, exclusivamente.

Pero, ¿qué sucede cuando queremos aseverar contundentemente que somos iguales?, hombres y mujeres caemos en un error garrafal. Afortunadamente no lo somos y la diferencia es lo que hace enriquecedor un ámbito laboral mixto, nos complementamos al igual que en las relaciones, porque en cualquier proyecto se requiere análisis, creatividad, visión, objetivos claros y resultados medibles.

Si bien, el hombre es mayoritariamente analítico y racional, la mujer es más sensitiva, intuitiva y creativa, lo que nos permite optimizar los resultados con mucho mayor equilibrio y productividad. Nuestro cerebro tiene dos hemisferios, y cuando logramos incorporar sus funciones obtenemos un resultado humano y profesionalmente mejor.

A diferencia de otros siglos, cuando a las mujeres les era prohibido estudiar y prepararse, hoy se torna una obligación y un compromiso ineludible y cualquiera que sea nuestra habilidad, aptitud y pasión será́ la que colabore para seguir construyendo una Guatemala más equilibrada y mejor preparada para enfrentar los innumerables retos, por ende, seguir extinguiendo aquellos mitos que nos tenían limitadas y exentas de logros y triunfos profesionales.

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