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Por Redacción
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Lo que va con el Fiambre y con las generaciones de hoy.

Muchas cosas de la vida, tienen una huella muy marca en la historia y una de esas es el Fiambre, que nos dice tanto, como los ingredientes que lo conforman.

Qué sabroso es compartir con todos ustedes apreciados amigos de Mujer de Negocios, en sus distintos formatos Web, digital y radial. Queremos compartir todo este buen contenido, para poder ser parte de sus huellas y de su historia.  Una historia que compartimos como los mejores recuerdos para saber, para compartir y para vivirlos y es eso precisamente lo que nos hace pueblo, lo que nos hace una patria y una nación, para poder obtener esa riqueza maravillosa que es la costumbre y la tradición.  Gracias por estar siempre con nosotros.

Así es amigos, lo primero que nos queda de ese platillo tan esperado es su nombre Fiambre y paralelo a ello, nos marca una época, de nuevos vientos, que preceden ese tiempo un tanto helado que nos anuncia el final de otro año y con ello, la nostalgia de los que ya partieron y no están con nosotros y están viviendo en la lejanía de otro lugar u otro país.   Un encuentro y un desencuentro de alegrías y tristezas, que solo nos llevan a una conclusión verdadera. El tiempo pasa y es tan efímero como inexorable y nos damos cuenta que el ambiente es más festivo, la bulla de los patojos nos dice que ya están las vacaciones y la oferta de los comercios está transformándose en una locura de artículos a menor precio o con grandes oportunidades de hacerlos nuestros, con la novedad de pagarlos por pequeñas cuotas, durante todo el año.   Y por supuesto, entre todo este torrente de precios de locura, están los precios de todos los ingredientes que El Fiambre lleva, pues no puede faltar nada, mucho menos los caldillos, para lograr ese  exquisito sabor de la receta que la abuela heredó a la hija que tenía gusto por la cocina y era el objetivo para reunir a toda la familia y disfrutar el platillo y recordar los momentos y anécdotas vividas con nuestros antepasados.  Nunca se ha sabido, cómo surgió.  Lo que sí sabemos, es que este platillo, sirvió de sostén a los que recorrían las grandes distancias a caballo y se tenía que resguardar con las comidas y que en el trayecto no se echaran a perder, así que se sostenían con las carnes secadas por el sol, o alimentos protegidos con sal o fríos, que eran las opciones para salir adelante con las comidas que no fueran a necesitar algún tipo de cocina.  Así que la historia le fue dando sentido y con el tiempo se logró ese sabor de añoranza, que nos recuerda de inmediato la vivencia, convivencia, tristeza y alegría, así como esa esencia que existe desde siempre en las familias.

El Fiambre, una costumbre real de buen gusto.  Con la tradición de que en unas familia se come el Fiambre Rojo, en otras el Blanco y los tíos que nunca faltan, comen el fiambre al tercer día caliente y luego lo proponen frito o refrito y con alguna bebida espirituosa, que siempre resultan llorando a los seres amados y  hasta se brinda por ellos, so pretexto de que el guaro nunca debe faltar y siempre debe acompañar dicho platillo.

Lo cierto amigos, este es un platillo básico, dónde cada familia le pone su sello personal.  Lo cierto es que lleva tantos ingredientes como carnes, verduras, especies, lácteos, etc., Además fortalecido con su aceite de oliva que conjuga todos los caldillos, un buen vino, blanco o tinto así como los postres de tradición, como jocotes, higos, güicoy en dulce o una deliciosa torreja y un buen café.  ¿Qué tal? Aseguran una satisfacción plena, para no dejar de disfrutarlo año con año.   Las atormentadas generaciones de hoy, que van con su indiferencia a todas partes lo comen, con la cara desencajada, pero no saben que será uno de los más grandes recuerdos de añoranza de toda su vida y querrán escribirlo en algún momento de sus vidas, como lo está haciendo éste servidor.   Un fuerte abrazo para todos los amigos costumbristas.

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