Home Conócete - Autoestima Crisis, oportunidad o peligro. Tu decides.

Crisis, oportunidad o peligro. Tu decides.

Por Redacción
0 Comentario

 

De acuerdo con un famoso proverbio chino, crisis significa peligro y oportunidad en nuestras vidas. Tu actitud ante la crisis puede marcar la diferencia entre tus aprendizajes, opciones y avances. Descubre en este artículo cómo salir fortalecida de una crisis y resurgir como el “Ave Fénix” de tus cenizas.

La crisis supone la ruptura de una regularidad, que nos impide prever con anticipación los eventos futuros. Es consecuencia de una modificación inesperada que nos provoca un estado de desequilibrio e incertidumbre. Normalmente se desencadena por una sucesión de cambios en el entorno o el medio ambiente de las personas.

Para los científicos, el indicador más acertado de la felicidad en la gente es la actitud y los pensamientos que asume respecto a los acontecimientos de su vida.

Por su parte, la Programación Neuro-Lingüística (PNL) nos dice que representamos las cosas en la realidad mediante las palabras, que forman pensamientos y que estos pensamientos generan energía e información en un espacio y tiempo.

Si todo proviene de la manera en la que percibimos y almacenamos la información, entonces ya puedes decidir qué hacer contigo cuando enfrentas un suceso que no esperabas o deseabas.

¿Cómo reaccionas ante una crisis?

Cuando se da en nuestra vida un suceso inesperado, ese cambio conlleva una crisis de adaptación. Algunos de los principales cambios que conducen a una crisis son: el desempleo, el cambio de pareja, de puesto, de lugar de residencia, de estado de salud y el fallecimiento de un ser querido, entre otros.

Si tus padres te enseñaron ciertos filtros de dirección ante los problemas, tú responderás inconscientemente de la misma forma que alguno de ellos o ambos.

Por ejemplo, hay quien aprendió a evitar tener problemas y a alejarse del dolor a toda costa porque temporalmente eso le daba alivio, pero en algún momento de su vida esto representará un obstáculo; asimismo, alguien que siempre vio a sus padres buscando pleitos, se acercará a los conflictos o los creará sin razón aparente.

Habrá personas que buscarán igualar sus reacciones a las de sus padres para sentirse seguras; otras más generalizarán los hechos sin entrar en detalles perdiendo partes importantes de la información; unos más se aferrarán a sus criterios internos sin ver más allá o sólo reaccionarán ante los acontecimientos sin hacer nada al respecto. No faltarán los que harán las cosas pensando que es mejor “pedir perdón que pedir permiso”.

Estos filtros de dirección los aprendiste de los 0 a los 7 años y te dan una pauta clara para prevenir tus decisiones y acciones, y ante una crisis, por ejemplo, descubrirás que…

  • Si tú aprendiste a evitar, serás como el avestruz escondiendo la cabeza siempre y sufriendo por no decir lo que piensas y sientes;
  • Si tú aprendiste a acercarte a los problemas, buscarás afanosamente tenerlos y sentir esa adrenalina al tope para darle sabor a tu vida y te arrepentirás frecuentemente al reaccionar por impulso;
  • Si tú aprendiste a igualar para tener seguridad, posiblemente te pierdas de probar las cosas nuevas, diferentes y divertidas de la vida y te cueste trabajo generar opciones ante los problemas;
  • Si tú aprendiste a generalizar para tener sólo el panorama de las cosas y evitas entrar en detalles, lo más probable es que pierdas de vista bastante información que te sería de utilidad para mejorar tu percepción y resultados por obviarlo todo;
  • Si tú aprendiste que sólo lo que tú piensas es la verdad y sólo escuchas los dictados de tu corazón sin ver afuera de ti, seguramente te fijas poco o nada en cómo te ves y te ven los demás y jamás tomarás en cuenta sus opiniones y sugerencias;
  • Si aprendiste sólo a reaccionar ante los hechos, es muy posible que seas algo apático y siempre estés esperando soluciones milagrosas en tu vida, ya que al fin y al cabo siempre hay alguien cerca que te soluciona tus problemas;
  • Y finalmente, si tú aprendiste a ser quien propone, dispone y hace cosas, siempre estarás disculpándote después de hacer tu voluntad porque creías que era lo mejor para ti y los que estaban cerca de ti.

 ¿Cómo es tu comunicación?

Asimismo, la doctora Virgina Satir desarrolló en sus terapias familiares algunas categorías disfuncionales de la comunicación que usamos para llamar la atención y en las que fácilmente caemos en momentos de crisis y que son:

  1. El Conciliador. Siempre quiere quedar bien con los demás. Usa una actitud melosa, de víctima y una humildad fingida y suplicante. Su eslogan favorito es: “¡Por favor!”
  2. El Acusador. Siempre encuentra el defecto en todo; es tirano, te señala. Es el dictador o el jefe duro que te grita, da órdenes e inspira miedo y tensión. Su eslogan favorito es: “¡Nunca haces las cosas bien!”
  3. El Calculador o Hiper-racional. Es el observador razonable, seco y frío para quien todo tiene una lógica. Su actitud es distante, siempre cruzado de brazos y piernas, sus palabras suenan de manera abstracta. Su eslogan favorito es: “¿Por qué si todo es tan claro no lo pueden ver como yo?”
  4. El Distractor. Es quien va para todos lados sin llegar a ninguno; gira como un trompo sin cesar y nunca va al grano; cambia de tema “sin ton ni son” y su mirada desenfocada delata que jamás está aquí y ahora. Su eslogan favorito es: “¿Qué dijo?”

Cuando el “conciliador” no logra sus objetivos manipulando a los demás llega a volverse el peor “acusador” dentro del sistema.

Ser “calculador” tiene sus ventajas en ciertas funciones, pero es como ver pasar la vida sin formar parte de ella y el “distractor” aunque al principio parezca gracioso, resulta un elemento muy molesto cuando de aterrizar ideas se trata.

Ahora analiza en situaciones de crisis por cuál de estas categorías te inclinas más de manera inconsciente y a qué resultados te lleva.

El problema aquí es que cada persona tiene básicamente una manera favorita de afrontar los problemas que se le plantean y no suele variar los programas, patrones, pautas o manera de abordarlos.

Además algunos principios de la PNL que te sería de gran utilidad recordar ante una crisis son:

  • Las personas tienen ya todos los recursos que necesitan.
  • No existe fracaso, sólo retroalimentación. Toda respuesta puede ser utilizada y reprogramada.
  • Tener opciones es mejor que no tenerlas.
  • Las personas siempre eligen la mejor opción de la cual disponen en un momento dado.
  • Analiza cada situación desde diferentes perspectivas para comprenderla y aprovecharla mejor.
  • Sé flexible y vuelve a empezar hasta encontrar el resultado que deseas y aprende y avanza con tus experiencias.

Desde una posición relajada y consciente es mucho más sencillo abordar cualquier situación por difícil que parezca y un poco de humor en tu vida no estaría de más.

Ante una crisis pregúntate quién eres en esta nueva etapa de tu vida, con qué recursos cuentas para enfrentarla y cuáles son los nuevos retos y desafíos que lleva implícitos esta experiencia para fortalecerte y darte más seguridad.

Saca el máximo provecho de las situaciones desafiantes y comienza a ver tu vida como una aventura sin precedentes, que te permita avanzar y de la cual siempre aprendas al principio, durante, a lo largo y al final del camino.

You may also like

Deje un comentario