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Claves para dirigir tu cerebro

Por Redacción
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La programación Neuro-Lingüística o PNL nos da las claves para hablarle a nuestro cerebro de manera eficaz y lograr una óptima comunicación con nosotros mismos y los demás.

Dice Richard Bandler, uno de los creadores de esta tecnología, que “hace tiempo no había aviones, ni automóviles, ni peines.  Tampoco había dinero, ni lenguaje.  Únicamente fue por las ideas y porque alguien les dio un nombre a estas ideas que las cosas aparecieron en la realidad.

Comúnmente las personas dicen “estoy intentando o tratando de hacer las cosas bien”; otras mencionan “ya me canse intentar X o Y y no obtener el resultado que quiero”.

¿Cuántas cosas que has intentado ya lograste? Intentar o tratar es solo eso, un intento de querer hacer algo que en tu mente no genera la acción.  Por ejemplo, si piensas en que intentas abrir la puerta, ¿qué pasaría si piensas en simplemente abrir la puerta? Esto te brinda una mejor imagen y solo lo ejecutas.  Asimismo, cuando alguien menciona “es que ya me canse de intentarlo o de tratar”, es verdad lo que dice, ¿o tú no te cansarías de estar intentando abrir la puerta todo el tiempo?

Tu cerebro no traduce las palabras “tratar”, ni “intentar”.  Si orientas tus pensamientos a lo que realmente quieres o no hacer, tu mente entenderá de manera muy simple, el cerebro no hacer lo que le dices, hace lo qu ele ordenas

TU decides si este año tratas de dejar de fumar  simplemente dejas de fumar.  Ahora recuerda que las palabras son sólo eso y vas a hacer uso de ellas para trazar la dirección que quieres para tus conductas y creencias.  Las cosas no se intentan, se hacen o no se hace.

Para comenzar a darle órdenes precisas a tu cerebro y avanzar es importante analizar cuál es el operador motivacional o botón que dispara tu acción.  Es lo que te dices justo antes de hacer las cosas y que marca la diferencia entre tu actitud y tus resultados:

  • Tengo que – necesito

  • Quiero – Voy a

Las personas que se dicen que “tienen” y “necesitan” hacer algo llevan un lápida y una obligación muy pesada, y se cansan antes de comenzar.  En cambio, las que dicen qué quieren y van a hacer las cosas, simplemente las haces, así de fácil.

Los principales operadores motivacionales que usamos son: “tengo que”, “necesito”, “debo”, “quiero”, “voy a” “me gustaría”, “puedo” y “trato”.

Se les llama operadores motivacionales porque son lo que te disparan a la acción Si eres de las que prefiere inclinarse por el uso de operadores de obligación y necesidad te moverás más despacio y con tensión.  Si usas “me gustaría” “puedo” y “trato” seguirás sufriendo en el intento y te autojustificaras por todo lo que tratas y no haces.

Si optas por experimentar con el “quiero” y “voy a” saltas del “dicho al hecho” fácilmente.   Prueba y verás.

Los operadores de tiempo son la otra parte responsable de que nuestras etas se cumplan y aterricen y son “ahora”, “dentro de 10 días”, “en la fecha tal”, “en un mes”, etcétera.  Si no le pones fecha a tus objetivos nunca se cumplirán.

También el tono de voz con el que te hables para realizar las cosas es importante, debe sonar en forma convincente ya que constituye el 38% de tu comunicación.

La fórmula del diálogo interno que de la pauta de tus resultados es:  “Operador Motivacional” + Objetivo + Cuando = Resultado.

Un ejemplo de esto quedaría así: ¡Tengo que + archivar toda esta información para fin de mes! + yo no creo ser capaz de hacerlo + tono bajo + actitud insegura + cuerpo encorvado = Cero Acción (la persona se “congela” antes de siquiera comenzar)

Parece una tontería, pero el primer gran obstáculo para hacer las cosas se establece desde nuestro diálogo interno y nuestras producciones mentales.   Por ejemplo, si cuando te lavantas en la mañana para irte a la oficina eres de las que dice: “Me tengo que levantar, ¡que hueva!”, el resultado será que el resto del día tendrás mucha pereza y estarás de mal humor.  En cambio, si cuando te levantas te dices. “Guau otro día, me apuraré para llegar a tiempo y ser muy productiva”, seguro que el resultado será extraordinario.

Háblale a tu cerebro de manera eficaz

  • Dile a tu cerebro lo que sí quieres que haga, como su buscaras información específica en tu computadora.
  • Para tu cerebro pensar y hacer es lo mismo, lo que ya viste, escuchaste y sentiste como una posibilidad, puede ser run indicador preciso de que así sucederá y el camino para su realización será más fácil.
  • La parte inconsciente de tu cerebro carece de límites. Genera opciones y actúa como si todo se pudiera.  El límite eres tú misma, el que tú le pongas, el que tú ejecutes, el que tú decidas.
  • Para que tus deseos se cumplan también debes considerar si lo que pides es bueno para los que están cerca de ti y tolerable para los demás.

Soluciona con tus palabras

La PNL también nos dice que existen palabras mágicas para lograr acuerdos cuando estamos en medio de una discusión y son:   “Aprecio eso, y…” “Entiendo,  y…” “Estoy de acuerdo, y…” “Respeto eso, y …”

Algo muy importante es que evites decir palabras “pero”, ya que en cualquier contexto descalifica la opinión del otro, pues niega lo que precede a la oración.

Sustituir “pero”  por “y” mantienen el vínculo y no cancela, descalifica ni arroja dudas sobre la primera parte de la frase de nuestros interlocutor.

Otras palabras y expresiones que hay que reemplazar para negocios son: “aún, “sin embargo”, “a pesar”, “aun así” y “por otra parte”.

Asimismo, hay que evitar usar la palabra “intentar”, ya que implica dificultad e incluso imposibilidad.

Evita también las expresiones negativas, ya que nuestro cerebro no procesa la palabra “no” y si le dices a la otra persona que “no se preocupe”, la llevarás realmente a preocuparse.

Las palabras que conectan para crear empatía profunda son: “y” “como” “así” “desde” “mientras” “además”

Sólo recuerda, las personas tienen la clave de lo que quieren en sus palabras, tu labor es poner atención e las palabras que expresas y en el orden que les das antes de accionar.

Abre la puerta de tus pensamientos, sácale el máximo potencial a tu cerebro, pon atención e identifica cómo representas tus ideas y deseos y cuáles son tus resultados a partir de ahora.

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