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¿Privilegios o privilegiadas?

Por Redacción
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Escrito por: Carolina Castellanos

La Real Academia Española (RAE) define privilegio como “exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinadas circunstancias propias”.  La definición de privilegiado es “que sobresale extraordinariamente dentro de su clase”.

Las palabras son similares pero su definición es suficientemente distinta para no confundirlas. Estamos en el “mes de la mujer” pues el 8 de marzo se celebra nuestro “día internacional”. Es importante en cuanto a que se conmemora la lucha de las mujeres por tener una participación en la sociedad. De allí, somos libres para trabajar, estudiar, viajar, vivir como nos plazca, siempre que no dañemos a nadie más en nuestra búsqueda de ese espacio en el mundo.

¿Nos sentimos privilegiadas o estamos buscando privilegios? Yo en lo personal me opongo férreamente a todo tipo de privilegios. Es importante resaltar que no me refiero a los actos de caballerosidad que, por cierto, cada vez son más escasos. Esta es una galantería para nosotros. No se desprecia ni se disminuye a nadie más al hacerlo.

Un privilegio está destinado a un grupo en particular. Soy defensora de la igualdad ante la ley. No hay ninguna justificación para que alguien tenga menos castigo, o más oportunidades o beneficios legales a costa de otros que no pertenecen al grupo de los privilegiados.

Como mujeres, vivimos cientos de años relegadas a un segundo plano. La lucha incansable de algunas valientes lograron que hoy podamos trabajar en libertad, estudiar, ser o no madres o esposas.

El contratar a alguien por ser mujer solo nos abrirá la puerta de entrada. ¿Qué valor tiene eso? ¡Ninguno! El desempeño será el que defina nuestra permanencia.

¿Somos privilegiadas? ¡Por supuesto que sí! Hay muchas personas, sin distinción de género, que no tienen trabajo, no han podido estudiar, tienen familias desintegradas o no las tienen, viven en comunidades alejadas o en extrema pobreza.  Somos afortunadas por tener trabajo o nuestro propio emprendimiento.

Aprovechemos nuestra posición de mujeres privilegiadas, de “sobresalir extraordinariamente” como lo define la RAE, sin disminuir a otros queriendo privilegios.

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