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Libérate de ti misma

Por Redacción
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¿Te has preguntado si tus propias reglas y valores te esclavizan? Muchas veces no alcanzamos lo que queremos debido a las reglas fijas e inmutables que dominan nuestra vida y que aprendimos de nuestros padres o figuras de autoridad; lo mejor es aprender a usarlas de manera efectiva y flexible para mejorar la convivencia con nosotras mismas y los demás

Las reglas son una fuente de placer y de dolor en nuestras experiencias. Es importante crear reglas que nos faciliten alcanzar nuestras metas. Muchas veces no alcanzamos lo que queremos debido a las reglas fijas e inmutables que dominan nuestra vida y que aprendimos de nuestros padres o figuras de autoridad. Hay que aprender a usarlas de manera efectiva y no convertirnos en sus esclavos.

Al establecer una regla ponemos en juego nuestras creencias y valores más importantes. Si por ejemplo para ti es importante la felicidad, pregúntate, ¿qué tiene que suceder para sentirme feliz? Así descubrirás las reglas que obstaculizan o refuerzan tu vida.

Es muy importante que revises con frecuencia tus normas de vida y repases tus reglas, tal vez añadas algunas más si quieres alcanzar algún día tus metas.

Cuando establezcas una regla de vida fíjate que reúna los siguientes factores:

  • 4 Que sea factible seguirla y alcanzarla.
  • 4 Que la consecución de la misma sea suficientemente clara para asegurar su cumplimiento.
  • 4 Que tenga una intención positiva y te haga sentir siempre bien.

Establece reglas para lo importante

A veces nos molesta que los demás no se comporten de acuerdo con nuestras reglas. Sin embargo, las personas actúan de muchas maneras y siempre habrá quien no coincida con algo o con todo lo que otros hacen. ¿Te has preguntado por qué hay cosas que te molestan de los demás?

Piensa en la última vez que te molestaste con alguien. ¿Fue que se comportó de cierta manera o por lo que dijo, hizo o dejó de hacer? ¿Has analizado por qué rompió con tus expectativas y tal vez violó tus reglas?

Imelda y Luis llegaron un día para una terapia de pareja, ella se quejaba de la falta de respeto de él para con ella; al preguntarle a ella qué significaba que Luis le faltara al respeto ella dijo: “Significa que él pare de jugar con el muñeco que cuelga del parabrisas del auto cuando venimos para acá, porque me pone nerviosa”. La cara de sorpresa de Luis ante tal aseveración es difícil de describir.

Muchas veces se tienen normas absolutamente intransigentes para cosas sin importancia, y se carecen de las más elementales para temas claves.

Hay personas con comportamientos y actitudes muy rígidas que se molestan por cualquier cosa y se toman a título personal lo que hace o dice hasta el vecino, sin que esto interfiera en lo más mínimo en su vida. Estas utilizan el juicio de cómo las cosas deberían ser como su bandera y no conciben el mundo fuera de sus “mapas de la realidad”.

Comienza a ser flexible

Comienza a revisar tus normas, cómo, cuándo y dónde las usas y ordénalas de la más a la menos importante, tal vez reordenes la lista, quites o añadas algunas.

Es importante fijar una escala de los valores prioritarios en nuestra vida, pero lo es aún más aprender a ser flexibles en el juego de la vida, ya que está lleno de matices y pruebas.

Las reglas o puntos de referencia que tengamos han de ser firmes pero flexibles para que podamos convivir mejor con los demás y alcanzar nuestros resultados. Si tus normas te asfixian, te impedirán relacionarte de manera saludable contigo misma y con los demás.

Está bien vivir con límites, reglas y valores para tener una vida organizada y sana, pero lo más importante al establecerlas es dónde y cuándo los vamos a aplicar y qué vamos a obtener con estos.

Si quieres comenzar a tomar el control de tu vida; ser exitosa en los negocios; ser una buena estratega; mejorar las relaciones con tu familia, compañeros y amigos, asegúrate de que conoces tus reglas y de que ellos conocen las tuyas. Recuerda que tu libertad termina donde comienza la libertad del otro.

Nunca des nada por supuesto y pregúntale a cada persona que acabas de conocer y con quien deseas iniciar una relación, sobre sus reglas de la vida.

Si tus límites son saludables y tus reglas claras, ve descubriendo sus alcances; contrástalos con tus valores más importantes y sé flexible en su aplicación para ir logrando todas tus metas y seguir evolucionando y ayudar a evolucionar a otros.

Poner límites saludables implica…

  • Vivir de acuerdo con tus reglas, es decir con los criterios y valores que para ti son importantes.
  • Darte y darle estructura a las conductas y actitudes de quienes te importan.
  • Vivir en congruencia con esas reglas, es decir pensar, hablar y actuar en consecuencia.
  • Decir “si” o “no” de manera abierta y cuando lo requieras.
  • Hacer sólo aquello que deseas de todo corazón.
  • Hacer las cosas que decidas por los demás sin esperar nada a cambio.
  • Dejar de hacer cosas para complacer a los demás.
  • Decir lo que tienes en mente sin pensar que vas a “meter la pata”.
  • Pedir explícitamente a los demás lo que necesitas y esperas de ellos.
  • Premiar o castigar a tus hijos si es necesario.
  • Comunicar claramente tus reglas y no presuponer que los demás ya las conocen o que actuarán como tú.

Por Martha Isabel Pasquel

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