Invadida

Por Redacción
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Colaboración de: Marly Leonzo de Armas, Ladrona de frases

¿Invadidas o invasoras? Hemos perdido nuestra privacidad, espacios e individualidad, pero también hemos sido las que trastocan los límites de otros.

La palabra me parece adecuada para describir cómo me he sentido en esta temporada. ¿Seré la única que siente que ha perdido su espacio? Según el diccionario, invadir es un término que se refiere a ocupar anormal o entrar injustificadamente en funciones ajenas. No sé tú, pero siento que estos meses han sido de invasiones de espacios mentales, psicológicos y físicos.

Cuando Netflix nos recomienda según nuestro perfil, cuando Facebook nos pone en el feed cosas que acabamos de buscar en Google, cuando estamos en nuestros momentos de lectura y entran las notificaciones de Whatsapp, cuando el correo nos llena de publicidad o al finalizar una conversación (presencial o telefónica) nos aparece ese aparato al que recién hicimos referencia.

Ojalá fuera solo en las plataformas digitales, porque sería fácil apagar el teléfono y cerrar el círculo, pero también es frecuente cuando estamos en el baño y nuestros hijos quieren mostrar su tarea; o en medio de la rutina de zumba y alguien no interpreta que hay un motivo para no responder la llamada y vuelve a insistir, ni qué decir cuando estamos en plena lectura y es imperante hacer una pausa cuando nos muestran el último baile de TikTok.

Cuando el trabajo en casa se prolonga más allá de las horas “convencionales”, ese proyecto por correo o esa conversación por chat debe hacerse a las 10:00 p.m. o 6:20 a.m. La invasión psicológica nos llega con noticias que a su paso dejan miedo, duda o incertidumbre.

Es incuestionable que en esta temporada perdimos mucho, entre ellos los límites, nuestra privacidad, espacios e individualidad. ¡Estamos invadidas, saturadas de información y nuestro círculo primario se redujo considerablemente! También nosotras hemos caído en la trampa de las invasiones, especialmente cuando el insomnio se prolonga y necesitamos que alguien nos responda a la 1:00 a.m. por eso acudimos al grupo de Facebook con preguntas como ¿Alguien por aquí?  Afortunadamente, siempre hay aleras a esas horas.

Admiro a las mujeres que este tiempo lo aprovecharon para estudiar, para hacer más ejercicio, para las que se propusieron mejorar sus hábitos, leyeron más y se enojaron menos. Sé que hay muchas que se aplicaron para hacer que este tiempo haya sido un proceso de mejora. ¡Felicidades!

Este tiempo va a pasar a la historia –contra todos los pronósticos, espero que suceda pronto– y antes de que termine debemos pensar cómo queremos cerrarlo. Dicen que no es lo que hacemos sino lo que no hacemos lo que cuenta ¿qué crees tú? Yo creo que las dos construyen.

No tengo una fórmula para evitar la invasión, pero sí sé que en la medida que pueda encontrarme con mi esencia será más fácil establecer las prioridades que me ayuden a recobrar poco a poco los espacios perdidos.

En casa, quizás siga siendo la mamá, psicóloga, maestra y amiga imprescindible, pero debo entender que afuera soy una colaboradora más – que no nos engañe el organigrama – claro que somos importantes, pero no pasa nada si establecemos límites para nosotras y para nuestro propio equipo. Sin duda la privacidad ahora tiene una connotación distinta.

Ojalá la pandemia o la temporada nos ayude a conjugar más los verbos: vivir, agradecer, respetar, disfrutar.

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