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ESI – educación sexual integral

Por Redacción
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A qué llamamos sexualidad

Este 2020 iniciamos una sección que fomentaremos, socializaremos lo más posible pues va enfocada como una campaña de comunicación encaminada a llegar a la población más vulnerable, los adolescentes – niñas y niños- sin olvidarnos del rol trascendental que tenemos los adultos y de alguna manera involucrarnos y por qué no decir ¡comprometernos! para que las altas tasas de embarazos en las niñas adolescentes disminuyan, el año 2018 a diciembre se reportaron 116,773  embarazos y al mes de agosto del 2019 se llevaban reportados 85,619 (datos oficiales según OSAR GUATEMALA – OBSERVATORIO EN SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA) pronto conoceremos los números con que se cerró el año.  Números que preocupan, pues estos inciden en la educación, pobreza y desnutrición, es por ello, que publicaremos artículos, entrevistas e información educativa y reflexiva  que venga a impactar positivamente a toda esta población. 

Tradicionalmente, las temáticas referidas a la sexualidad no eran consideradas propias de los aprendizajes de la infancia, sino de períodos más avanzados de la vida,como la pubertad o la adolescencia.

Durante mucho tiempo, las sociedades y las personas entendimos que hablar de sexualidad era posible recién en el momento en que las niñas y los niños alcanzaban la pubertad y dejaban la infancia. Esto era así porque el concepto de sexualidad estaba fuertemente unido al de genitalidad. Desde esta mirada, la educación sexual en la escuela se daba preferentemente
en la secundaria —en particular, durante las horas de Biología—en las que se priorizaban algunos
temas, como los cambios corporales en la pubertad y la anatomía y fisiología de la reproducción humana.

Cuestiones vinculadas con la expresión de sentimientos y de afectos, la promoción de valores relacionados con el amor y la amistad, la reflexión sobre roles y funciones atribuidos a mujeres y a varones en los contextos sociohistóricos, no formaban parte de los contenidos vinculados a la educación sexual.

Con el desarrollo de los conocimientos de diversas disciplinas y con la definición de los derechos de la infancia y la adolescencia, también fuimos avanzando en otras formas de comprensión de la sexualidad.  Así, llegamos a una definición más amplia e integral, y hoy podemos pensar desde otros lugares la enseñanza de los contenidos escolares vinculados a ella.

El concepto de sexualidad que proponemos excede ampliamente las nociones de “genitalidad” y de “relación sexual”. Consideramos a la sexualidad como una de las dimensiones constitutivas de la persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida, que abarca tanto aspectos biológicos, como psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Esta concepción es la sostenida por la Organización Mundial de la Salud:
“El término ‘sexualidad’ se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano. […] Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos,psicológicos, socioeconómicos, culturales,éticos y religiosos o espirituales. […]   En resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos,pensamos y hacemos” 1.

 

1 Reunión de Consulta sobre Salud Sexual, convocada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en colaboración con la Asociación Mundial para la Salud Sexual, que se realizó del 19 al 22 de mayo de 2000 en Antigua Guatemala, Guatemala.

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