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El registro inconsciente del amor

Por Redacción
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Es irreal pensar que la sensación más difícil de sentir sea el amor». Esto es lo que salgo pensando constantemente de mi consultorio después de sesiones con mis pacientes. Podríamos pensar que el odio o la sensaciones que llamamos «negativas» fueran las más difíciles de sentir, sin embargo, con el paso del tiempo, logro darme cuenta que el amor es la emoción más complicada de evocar y de dejar fluir.

Así que, ¿cómo influirá en el día a día o cómo se verá reflejado esto, en la principal relación amorosa, es decir con la pareja o en la búsqueda de la misma?

En el consultorio, llevar a mis pacientes a sentir amor, significa e implica una cadena de resistencias y defensas más fuertes que para cualquier otra emoción. Pareciera que el odio o el enojo por ejemplo, dieran una sensación de fortaleza y defensa más que alguna otra emoción que sea positiva, situación que lo hace más fácil de sentir.

Pero, ¿qué ilógico no? Si lo pensamos desde la razón, tendría que ser el amor la sensación más buscada, tendría que ser la que genere más confianza, protección y seguridad, sin embargo, la emoción que genera más seguridad y confianza es el enojo y el odio. Y ¿por qué será que recurrimos más a esto? ¿Será que el amor nos evoca a recuerdos y sensaciones aún más dolorosas que lo negativo en sí? ¿Por qué parece que sentir amor duele más, que sentir odio?

Creo que el hecho de sentir amor, implica inconscientemente en la experiencia de la mayoría de las personas, estar vulnerable y expuesto, como si esto los llevara directo a sensaciones de abandono, de maltrato, de separación, de dolor y como resultado a una emoción de enojo y de abuso, pero, ¿por qué una cosa se asocia con la otra de manera tan inconsciente, automática y tan general?

Lo increíble es pensar que las primeras experiencias de amor incondicional del ser humano hayan sido, decepcionantes y frustrantes como para generar en cada persona la necesidad de no volverse a sentir así, jamás en su vida. Así como pensar que las primeras experiencias de vida que tuvieran que ser las que brinden una capa protectora de amor genuino para enfrentar las vicisitudes de la vida, sean, por el contrario, las que más desgastan y destruyen al ser humano.

De acuerdo con algunos autores del psicoanálisis, la personalidad y los rasgos de carácter, se instauran de los 0 a los 6 años de edad, esto trae como responsables directos a los padres, a su entorno social y a su carga genética. Esta combinación será la que forme la estructura de las personas, por eso es importante considerar que todos venimos de seres humanos, los cuales por naturaleza somos imperfectos.

Esto no significa que no exista amor, significa que, ante la dependencia y la necesidad infantil, cualquier situación será difícil de asimilar. Desde la separación física con la madre en el nacimiento al dejar de ser uno, hasta el nacimiento de un hermano, el abuso sexual, la exigencia, la falta de límites, el incesto, los golpes, el divorcio, las infidelidades, la devaluación, la comparación, la inmadurez de los padres, las decisiones de estos, así como la sobreprotección, todo implica que a las primeras personas a las que se ama, el primer amor de la vida; los padres, son los primeros en enseñar que el amor duele y entendemos que amar es igual a ser dependientes, igual a estar vulnerables, por lo tanto, a ser lastimados, es como si la mente nos llevara de nuevo, sin darnos cuenta a esa emoción, un viaje en el tiempo que dura segundos y que, si no lo hacemos consciente, no podremos darnos cuenta que está sucediendo.

Entonces, sería lógico que, en el presente, cada vez que se está frente al amor, se resistan a sentir en realidad, la mayor de las heridas registradas en el ser, siendo esta sensación la evidencia de la desilusión más grande. Ahora tiene sentido que se prefiera huir más del amor, que, del enojo, así que el enojo constante ante la pareja parece más una defensa que parece nos protege.

Por eso, aunque parezca complicado pensar que éste es el primer registro de lo que va a significar en el presente y en el futuro, para cada uno de nosotros, amar. Entonces, también tiene sentido, que busquemos y se establezca una relación amorosa con personas que nos haga sentir igual que en la infancia, personas que «se parecen» a nuestros padres.

La idea será, hacer esto consciente para romper y reestructurar una manera distinta de amar y de sentirse amado, sin sentir que amar es regresar a la herida original, dejando la parte infantil a un lado para empezar a vincularnos de una manera más adulta y responsable. En realidad, no sirve de nada enterrar las cosas, tarde o temprano la historia personal se proyectará en las decisiones tomadas.

Así que, ¿cuál es tu registro inconsciente del amor? ¿A qué estás renunciando por no darte cuenta?

El hecho de sentir amor, implica inconscientemente en la experiencia de la mayoría de las personas, estar vulnerable y expuesto.

La personalidad y los rasgos de carácter, se instauran de los 0 a los 6 años de edad, esto trae como responsables directos a los padres, a su entorno social y a su carga genética

Para romper y reestructurar la manera de amar y de sentirse amado, debes dejar la parte infantil a un lado para empezar a vincularte de una manera más adulta y responsable

Por Tania Padilla

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