Recuerdo muy bien que desde pequeña me decían, “Párate bien, no saques la panza”, las mujeres de oriente de Guatemala, específicamente de Chiquimula y de mi familia, tenemos pierna muy ancha y tendemos a subir de peso muy fácilmente; tengo el primer recuerdo relacionado con mi peso, cuando a los 3 años iba a salir en una presentación de Ballet, me vieron mis piernas y alguien dijo “talvez no le queden las medias, es de piernas anchas” otra persona comento, “ponte el tutu más arriba, para que te disimule la barriga” a mis 3 años automáticamente reaccione ante estas instrucciones, pero en mi interior se quedó grabado, que era ancha, que tenía barriga y que esto tenía que esconderse, disimularse, o arreglarse; a mis 38 años sigo luchando todos los días con mi peso, y hace unas semanas que tome la decisión de iniciar un challenge, junto a mi hija para ponerla en acción en su propia lucha contra el peso, tuve tiempo de evaluar este tema tan profundo, ya no solamente en mi sino que también con una de las personas que más amo, y que siempre he querido que este fuera de los estereotipos y de las marcas, que nos hace la sociedad, para poder mostrarle a ella el camino, me embarque en un challenge que no solo pone en reto mi cuerpo, sino también mis emociones, y todos los días que hablamos con mi hija, de lo que el peso significa para cada una, concluimos que el peso, pesa… socialmente y emocionalmente, tal vez mucho más de lo que nos pesa físicamente.
Si desde pequeña a nuestras niñas las seguimos lastimando, con etiquetas de “La Gorda”, esa marca te queda hiriéndote desde pequeña y es una cadena, que no puedes romper, si no tienes la consciencia de auto conocerte y auto valorarte a través de aceptar tu cuerpo, tus medidas y el valor que tienes como mujer y ser humano, ante una sociedad que nunca va a detener la crítica, y en la que debes vivir sabiendo lo que vales por tu esencia, no por tu peso. Actualmente estoy en el challenge, con mi hija y estamos muy consientes ambas que estamos ganando salud, que estamos reconectándonos como mamá e hija, y estamos aprendiendo ambas a no dañarnos ni físicamente, ni emocionalmente con el peso, el camino sigue y en este aprendizaje, en el que me gustaría que ustedes me acompañen también, puedo decirles que el peso pesa, hasta donde nosotros se lo permitimos.
Escrito por: Vicky Flores @vickyflores_canche
