Por Xiomara Campos
Algunos de nosotros, si andan rondando los cuarenta, cincuenta o más años de edad, se recordarán que en la escuela y el instituto se nos educaba en valores. Aunque para decirlo de la manera correcta, se nos terminaba de formar en valores, considerando que esta educación realmente la iniciábamos en casa.
Creo que en este momento, usted piensa que “no sirvió de mucho”. Y, si no fuera porque hago una diferencia entre educación en valores de aquella educación sesgada y doctrinaria, le diría que tiene la razón, pero ciertamente no la tiene. La educación en valores solo es una y tiene la finalidad de formar personas íntegras y capaces de relacionarse de manera positiva con las demás personas. Valores como el respeto son esenciales para desarrollar actitudes y conductas positivas, que nos ayudan desde temprana edad a convivir de mejor manera y a sentirnos bien en nuestro entorno.
Importancia de los valores
Y, ¿qué es el respeto? –se preguntará usted. Yo diría que es el valor más importante para la convivencia en armonía. Esa buena convivencia entre personas muy diferentes que nos permite valorar sus intereses, necesidades y derechos, permitiendo también que nuestros intereses, necesidades y derechos reciban la misma consideración. En otras palabras, para ser respetados debemos aprender a respetar, a comprender a los demás, a ser empáticos y a ser recíprocos.
El respeto llama a la tolerancia y a la solidaridad. Si somos tolerantes seremos capaces de aceptar y valorar las diferentes formas de expresión y de ser de las personas, aun cuando no estemos de acuerdo con estas o sean contrarias a las nuestras. Es decir, usted no tiene que estar de acuerdo con todas las personas, pero si puede convivir en armonía si no discrimina, no ofende, no daña. En cuanto a la solidaridad, me parece que sentirse en unión, perteneciente a un lugar y motivados a alcanzar metas en común es algo que podríamos intentar experimentar. La solidaridad se basa en el respeto y la empatía que nos supone comprender la situación de la otra persona para colaborar con esta o apoyarla.
La educación en valores nos aleja de patrones tradicionales basados en la inequidad, la desigualdad, la discriminación, la violencia y el odio; y, nos acerca a una convivencia armónica centrada en el respeto.
¿Sabía que la educación integral en sexualidad promueve entre sus modelos el valor del respeto?
