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Por Redacción
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Antes muerta que sencilla, que sencilla, que sencilla…

Como un grito de guerra, de batalla de conquista, es lo que sale desde lo más profundo de la Mujer, no para que tenga la dignidad, sino porque la tiene y lo plasma, en cualquier lugar dónde se encuentre.

Salud para todas las amigas y amigos de la Revisa Mujer de Negocios y todas sus opciones en las redes sociales y su creciente programa Radial, que son nuestros mejores testigos y testimonios de una excelente cantidad de radio-escuchas y lectores, que hacen que nuestro proyecto continúe con nuestras mejores disposiciones y excelentes intenciones.

Esto que les revelaré siempre ha estado vestido de secreto, pero lo cierto que es una verdad de todos los tiempos, solo que de mi parte, era del vivirlo, como un tema muy íntimo y de gozarlo para mí, ya que la mujer toda y su belleza, hasta hoy, sigue siendo ese misterio más que milenario de mantener en un ser, toda la delicadeza enloquecedora para uno que es parte de ese género de machos, con el único amparo de ser fanático de lo bello y delicado como es la mujer…

Eso, hasta que uno pasa por una experiencia de ser invitado a una Fiesta del Milenio…  Amigos, uno lo que hace para iniciar, es respirar profundamente, tragar saliva y reconocer a los de su propio género inmediatamente, que pasan asustadizos a la par de cientos de grupos de amigas y compañeras representativas de muchas marcas y productos… Al fin visualizan unas cuantas  sillas y uno vuelve a tragar saliva, al pasar por ese cúmulo de fragancias frescas, vestidos y carteras de muchos colores.  Era como el inicio de una guerra a comenzar, hasta que llegó ese bendito grito de inicio…  Que un frío gélido, recorrió todo mi ser en cuestión de segundos.  Un género vivo, fundido entre bellas y dignas, dónde no existían las malas noticias.  Todas eran ese todo, monstruosamente bellas, con un griterío en una sola voz no  de miedo, ni de angustia, sino de una sola voz femenina, que exaltaba el grito de fiesta, dónde no salía de mi asombro.  Mil mujeres locamente enardecidas por la pasión de celebrar, de gozar, de gritar y de bailar… Entre meseros, seguridad e invitados, no pasábamos de los cincuenta afligidos, pero lo cierto es que todos estábamos idiotizados, con una sonrisa impuesta en la cara, dónde todos pasaban con su cara de susto y creo que se asustaban más al verme, pero todos habíamos descubierto que pintándonos una sonrisa en el rostro, asemejábamos que éramos parte de esa gran fiesta de la Mujer…  Dónde muchos gritos, charlas risas y carcajadas, plasmaron el silencio y las paredes de una eternidad de poder, de clamor y de verdad.  Hoy, lo recuerdo y me doy cuenta que ese recuerdo, también se plasmó de tal ambiente y no se pudo deshacer del mismo y hoy me doy cuenta que la mujer en lo individual es majestuosa y bella, pero la mujer toda como género, es monstruosamente bella y majestuosamente sencilla.

Por lo mismo, el viejo dicho de la canción. “Antes muerta que sencilla”…  No nos confundamos amigos, ellas ya tienen antepuesto y conquistado el reto de antes muertas, pues sencillas nunca serán…  ¿Y yo? Tengo que afirmar que estoy y estaré maravillosamente aterrado, pero la mujer… Será siempre la mujer.    Hasta la próxima vez, amables lectores.

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