Transformando las relaciones afectivas
Por: Adriana Casasola, Antropóloga – Twitter: @Adri_Casasola – Mail: adrisasola@gmail.com
Mientras nos adentramos a pasos rápidos en el siglo XXI, las dinámicas relacionales entre los jóvenes se modifican en el marco de la globalización, adaptándose a las nuevas tecnologías y los espacios de interacción -cada vez más complejos- que estas ofrecen. El ámbito de la seducción y la vinculación afectiva no es una excepción. En el transcurso del presente siglo se ha vuelto una práctica común utilizar aplicaciones móviles de citas para involucrarse en relaciones sexoafectivas con matices y dinámicas amplias y variadas. Existe una amplia gama de dating apps, entre las cuales se destacan Tinder, Bumble y Grindr por su gran popularidad. En estos espacios digitales se reproducen distintas dinámicas para vincularse en la actualidad, que transforman los “guiones” tradicionales de la seducción.
Los usuarios se apropian de las aplicaciones y transforman su uso para acomodarlas a sus necesidades de vinculación, a sus expectativas y a su estilo de vida. Es necesario establecer también que existe otro actor en la dinámica de intercambio y seducción en el ámbito digital, uno que se conduce en segundo plano y, sin embargo, es determinante. Me refiero al algoritmo. Sin algoritmo, el patrón de comportamiento social digital sería inexistente en términos tecnológicos. Los usuarios se sumergen sin problemas en una intimidad mediada o supuesta en la que, según el lema de Tinder, «cualquier deslizamiento puede cambiar tu vida». Este lema crea discursivamente una posibilidad de presunta intimidad y tensiones entre los tipos de momentos que puede experimentar un usuario, sin embargo, la realidad es que el algoritmo interfiere directamente en las chances de emparejamiento, y en su cantidad y frecuencia en términos porcentuales. Para ello, la configuración del perfil a través de fotografías y una descripción efectiva, así como un uso constante de la aplicación, es fundamental para “programar” el “juego” a favor del usuario.
Lo radical de este planteamiento se encuentra en la transformación sociodigital de la idea tradicionalista y más estricta de las relaciones reproducidas en el imaginario del amor romántico occidental hasta ahora, para entender que todas estas relaciones se encuentran mediadas por intereses económicos, por modelos legislativos, por corrientes de pensamiento y por las distintas revoluciones industriales y tecnológicas. La gente no piensa en las aplicaciones de emparejamiento como una cita en línea, “sino como un juego» mientras que otros lo ven como una «aplicación para juzgar». Podría apuntarse que esta superficialidad en los vínculos humanos es característica de la era de la cuarta revolución industrial y el Internet de las cosas dentro de un contexto global y capitalista que banaliza la socialización y crea apatía e indiferencia, lo que vuelve las relaciones desechables. Sin embargo, no es intención de este artículo dar una valoración ética a los cambios y adaptaciones en las dinámicas digitales de relacionamiento, sino comprenderlas y aportar a su explicación desde la antropología.
