Home Liderazgo Cuando el puesto se sube a la cabeza

Cuando el puesto se sube a la cabeza

Por Redacción
0 Comentario

Cuantos de nosotros hemos escuchado alguna vez la frase: “se le subió el puesto a la cabeza”.Para describir aquella situación en la que una persona luego de ser promovida a determinado puesto, padece de ciertos síntomas de egocentrismo, superioridad y arrogancia que ponen en tela de juicio su capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias o su inhabilidad para responder a expectativas más exigentes en su carrera laboral.

Esta transformación negativa, que podríamos llamar “involución” en lugar de “evolución”, suele pasar desapercibida para quienes la sufren, ya que son los demás los primeros en darse cuenta de que tal promoción no ha favorecido a la proyección del nuevo líder, sino únicamente ha puesto de manifiesto sus carencias en materia gerencial.

Subir de puesto, debería verse como algo más que la simple oportunidad de aumentar los ingresos o la trillada satisfacción de desplegar autoridad sobre otros. Quienes consideran que subir de puesto agrega valor intrínseco alguno a su persona, o que representa una llave para ya no tener que rendir cuentas de sus decisiones y acciones, pueden esperar con toda certeza que “el puesto se les suba a la cabeza” y con ello baje el potencial de su liderazgo.

Conscientes de que ninguno de nosotros está exento de padecer este problema, vale la pena considerar las siguientes pautas de conducta que deben ponernos alertas para evitar caer en la trampa:

  1. No tomar la iniciativa para saludar a los demás y pretender que sean ellos quienes nos saluden.
  2. Hacer esperar en las citas y reuniones especialmente a colaboradores de menor jerarquía.
  3. No contestar oportunamente los correos de personas que están obligadas a esperar nuestra decisión o autorización.
  4. No poner atención a las llamadas de los colaboradores porque suponemos que no son importantes en nuestra agenda.
  5. Dejar de ser amables y considerados con las demás personas porque imaginamos que ya no tenemos que serlo.
  6. Copiar estilos de liderazgo, conductas y actitudes de jefes anteriores porque suponemos que todos los jefes debemos actuar de la misma manera.
  7. Mostrarnos inaccesibles o indiferentes a las necesidades legítimas de los colaboradores y compañeros de trabajo.
  8. Estar más interesados en cuidar el nuevo puesto que en hacer un trabajo útil para la organización, los colaboradores y los otros departamentos.
  9. Pensar que ya pertenecemos a una “élite” que nos da licencia para ser prepotentes, impacientes e irreverentes en determinadas circunstancias.
  10. Ignorar la humildad necesaria para reconocer nuestros errores y saber actuar en consecuencia.

En algunas empresas toman la decisión de promover como jefe a alguien del equipo que se ha destacado especialmente por sus conocimientos, experiencia y habilidad técnica, sin considerar que a lo mejor no cuenta con los dotes de liderazgo necesarios para ejercer la dirección efectiva del personal a cargo. Ello nos recuerda que para promocionar a alguien como jefe necesitamos evaluar, además de la habilidad técnica, la habilidad humana, la habilidad conceptual y la habilidad de diseño, mismas que explicaremos a continuación:

a) Habilidad técnica: Se refiere a contar con los conocimientos y experiencia específicos en el campo del trabajo o negocio. Saber manejar herramientas y procesos que garanticen la exactitud y eficiencia de las operaciones.

b) Habilidad humana: Se trata de la capacidad para interactuar y relacionarse con las demás personas a fin de facilitar un ambiente que promueva la confianza, la identificación, la motivación y la satisfacción en el trabajo.

c) Habilidad conceptual: Es la capacidad para visualizar la imagen de conjunto, es decir, saber ver la totalidad del escenario en el que trabajamos y no únicamente nuestro departamento. Entender que somos parte de un equipo más grande (la empresa) a la que debemos aportar nuestra función. Estar dispuestos a buscar el bien común de la compañía antes que la competencia entre las diferentes áreas de trabajo.

d) Habilidad de diseño: Significa poder identificar claramente los problemas y disponer de los recursos necesarios para resolverlos oportunamente. Estar atentos a las situaciones que se viven en el trabajo y saber en qué momento brindar las soluciones efectivas. También implica la flexibilidad para ejecutar los cambios que demanda la compañía.

e) Hacer conciencia sobre estas cuatro habilidades, le darán la oportunidad al futuro jefe para comprender la magnitud de su desempeño y el alcance de su liderazgo en beneficio de la efectividad personal y la eficacia organizacional.

f) Evitar que “el puesto se le suba a la cabeza” se convierte en el principal reto de los nuevos líderes, que están tan interesados en alcanzar grandes éxitos en un tiempo relativamente corto; sin poner mayor atención a las consecuencias de sus decisiones.

Por Elizabeth Gonzalez

You may also like

Deje un comentario