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¿Cómo podemos mejorar nuestra comunicación no verbal en el entorno laboral?

Por Redacción
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Cuando comunicamos, ¿qué es lo que más impacta del mensaje que transmitimos? Según un estudio, realizado por la Universidad de Harvard, la huella de nuestro mensaje depende un 7% de la comunicación oral, un 38% de la intención que ponemos al hablar y un 55% corresponde al movimiento y la proyección del cuerpo. Por lo tanto, la comunicación no verbal se convierte un pilar básico y su dominio se hace esencial para ser un buen comunicador.

Y es que en el mundo laboral en el que vivimos la habilidad comunicativa es primordial para lograr todo lo que nos propongamos: puesto de trabajo, aumento de sueldo, captar un nuevo cliente o fijar un precio con un proveedor.  Controlar la comunicación no verbal puede aprenderse y mejorarse aplicando una serie de pautas que nos ayuden a sacar el máximo partido”.

Dominio del cuerpo. Debemos tener claro el mensaje que queremos comunicar con el fin de que el cuerpo reaccione de manera coherente y no nos delate. Para ello debemos evitar gestos nerviosos como morderse las uñas, taparse la boca o jugar con cualquier objeto que tengamos en la mano. Es más, las manos deben ser un objeto más para apoyar el mensaje gesticulando de una forma sutil, con movimientos coherentes y acorde a nuestras palabras. El deporte puede ayudarnos a controlar nuestro cuerpo. Hacer ejercicio físico es fundamental para ser buenos ponentes u oradores ya que aumenta nuestros niveles de energía, algo imprescindible para transmitir pasión a la audiencia.

Contacto Visual. Mantener el contacto visual tanto cuando hablamos como cuando escuchamos es fundamental. Para ello, es mejor no tener que leer nuestro discurso o apoyarnos contantemente en el guion que llevamos escrito. Memorizar lo que queremos decir, incluir experiencias e historias que hagan creíbles nuestros argumentos y mirar a nuestro interlocutor darán fuerza a nuestras palabras.

Eliminar barreras. Gestos como cruzar los brazos indican una actitud defensiva. Debemos mostrarnos relajados y reflejar credibilidad. Si creemos en nuestras palabras, nuestro cuerpo debe comunicarlo, debemos estar seguro de nosotros mismos y frente al oyente. La sonrisa puede ayudarnos en este sentido ya que transmite amabilidad y buena predisposición.

Estas claves que podemos ver y poner en práctica en nuestro entorno laboral cada día también pueden analizarse en profesionales de la comunicación.   Podemos fijarnos en el tono de voz, la velocidad de sus palabras, el movimiento de sus manos… todo forma parte del mensaje. Hay palabras que se resaltan levantando el tono e incluso a veces podemos ver cómo algunos políticos se han aprendido el discurso y los gestos pero no lo han interiorizado, lo que resulta poco creíble.

Transmitimos con todo el cuerpo y, además de las palabras, debemos controlar el tono de voz, la velocidad del discurso, los silencios, los gestos de la cara, el movimiento de las manos, la posición corporal, el vestuario… Todo cuenta para que el mensaje sea creíble y efectivo.

Escrito Por Nacho Torres

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