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Psicología Positiva

Por Redacción
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Una nueva ciencia está mejorando los niveles de satisfacción de la gente con su vida. La “psicología positiva” es un área de reciente creación que estudia la felicidad y el bienestar emocional. Los especialistas de este campo decidieron estudiar la felicidad luego de notar que, durante décadas, la psicología tradicional se había dedicado a entender las causas y consecuencias de la depresión y las psicopatologías, pero que en realidad sabíamos muy poco acerca de qué nos hace felices y lo que podemos hacer para tener vidas más placenteras y prósperas.

Aunque se trata de una ciencia relativamente nueva, fue en 1998 cuando el profesor Martin Seligman, de la Universidad de Pennsylvania, usó por primera vez el término “psicología positiva”, tiene mucho qué decirnos acerca de cómo lograr mejores niveles de satisfacción con nuestra vida, y aquí te ofrecemos algunos de sus hallazgos.
Podemos ser felices con nuestro trabajo (cualquiera que éste sea).

Muchos pensamos en el trabajo en términos de satisfacción personal y gastamos bastante tiempo y energía buscando una ocupación que nos agrade y de la que podamos estar orgullosos. Pero para otros, el trabajo es una serie de actividades rutinarias que uno debe realizar, no tanto porque nos gusten, sino porque lo necesitan para obtener un salario. Ya sea que pertenezcas a uno u otro grupo, lo cierto es que “la conexión entre el trabajo y la felicidad está sobrevalorada”, como dice la famosa consejera profesional Penelope Trunk.

Ella señala que, de acuerdo con la psicología positiva, nuestros niveles de optimismo y la calidad de nuestras relaciones personales tienen un mayor efecto en nuestro nivel de felicidad que el trabajo, cualquiera que éste sea.

Eso significa que “pedirle a un trabajo resolver nuestros problemas de infelicidad es mucho pedirle a un trabajo”. En este sentido, Tal Ben-Shahar, profesor de la Universidad de Harvard que ha llegado a tener más de 2000 estudiantes en su curso de psicología positiva, afirma que “la forma en que percibimos el trabajo puede importar más que el trabajo en sí mismo”.

En su libro Happier, este autor cita un estudio que encontró que los trabajadores de limpieza de un hospital concebían su trabajo de dos maneras: unos veían el acto de limpiar sólo como una tarea, es decir, como algo aburrido y sin sentido, mientras que los otros lo percibían como algo agradable y que tenía una razón de ser.
Un dato interesante es que el segundo grupo de personas hacía su labor de manera creativa, relacionándose con las enfermeras, los pacientes e incluso los familiares de los pacientes, haciendo todo lo que estuviera a su alcance para hacerlos sentir bien.

La percepción que tenían las personas de estos dos grupos hacía un mar de diferencia entre ellos. Así que la próxima vez que despotriques en contra de tu trabajo piensa si puedes hacer algo para verlo bajo una mejor luz: ¿hay algo que disfrutes que pueda compensar todo lo demás que no te gusta?

La felicidad es una actitud

Aunque el sentido común nos dice que debemos mantener una actitud positiva para enfrentar los vaivenes de la vida, la psicología positiva ha encontrado que, en efecto, la felicidad tiene mucho que ver con nuestra actitud.
Las psicólogas Julia K. Boehm y Sonja Lyubomirsky compararon a personas crónicamente felices con otras igualmente infelices, y les resultó evidente que las primeras pensaban y actuaban de formas que reforzaban su felicidad.

Estas investigadoras le pidieron a un grupo de gente feliz y a otro de gente poco o nada feliz (en ambos los participantes se autodefinieron a sí mismos como tal) que describieran y evaluaran algunas experiencias de su pasado. Los que eran felices describieron y valoraron sus vivencias como más placenteras, comparados con los que no lo eran. Pero lo sorprendente fue que a otras personas se les pidió que actuaran como jueces y dijeran si los hechos descritos por la gente feliz eran más positivos que los del otro grupo, y todos dijeron que no, lo que indica que la gente puede vivir hechos similares e interpretarlos de maneras muy distintas.

Esto último se confirma con otros estudios en los que distintas personas evaluaron situaciones hipotéticas y siempre apareció un grupo que valoró las cosas de forma más positiva en comparación con la gente menos feliz, que tendió a considerar las mismas situaciones con más pesimismo. ¿Y tú, a qué grupo crees que perteneces?
Otra de las contribuciones de la psicología positiva son sus “intervenciones” o “prácticas” diseñadas para amplificar el efecto de las emociones positivas y que han sido probadas por cientos de personas. Algunas de ellas son:

  • Reconoce tus emociones. Si un buen día sientes envidia o tienes miedo de un nuevo reto, si sientes frustración o de plano depresión, lo mejor que puedes hacer es reconocerlo. Tratar de ocultar tus emociones es la peor manera de enfrentarlas, ya que tarde o temprano volverán a aparecer y esto sólo te conducirá a la infelicidad. Aceptar tus emociones, incluso las más negativas, es la mejor forma de superarlas.
  • Aprende a dar las gracias. Estamos tan acostumbrados a lo que tenemos, que se nos olvida que a veces gozamos de ciertos privilegios. Por eso, debemos aprender a reconocer las cosas buenas que nos da la vida, desde los amigos hasta una buena comida. Una forma sencilla de hacerlo es anotar en una libreta cinco cosas por las que estamos agradecidos. Ben-Shahar recomienda escribirlas una vez al día, pero Lyubomirsky considera que basta con una vez por semana.
  • Haz algo bueno por los demás. Esto ha resultado bueno para los estudiantes que llevan la materia de psicología positiva en más de 150 universidades norteamericanas, donde se les recomienda involucrase en algún acto altruista (donar sangre, recabar fondos para una buena causa, cuidar a un enfermo, etc.). La mayor parte reporta siempre haberse sentido feliz varios días después de esos actos altruistas, e incluso mucho mejor que cuando han salido de fiesta o pasado muchas horas con sus mejores amigos.

Tips para ser más felices

Somos más felices cuando estamos conectados con otras personas
Así como la felicidad tiene que ver con nuestra actitud ante la vida, también está muy relacionada con el tipo de relaciones que construimos con las demás personas, ya sea nuestra pareja, hijos, compañeros de trabajo, amigos y demás. En Happier, Ben-Shahar hace referencia a un estudio donde se observó que cuando los niños pequeños jugaban teniendo a sus madres cerca, ellos desplegaban mayores niveles de creatividad que cuando las mamás estaban lejos.
Los niños son muy creativos, siempre y cuando se encuentren dentro del círculo de creatividad, que es el espacio en que el niño puede tomar riesgos, probar cosas nuevas, caer y levantarse, fallar y tener éxito. Y este círculo se cierra con la presencia de la madre, cuyo amor incondicional hace que se sientan seguros y capaces de todo.
Realizar 30 minutos de ejercicio al día, de 3 a 5 veces por semana, mejorará nuestro estado de ánimo gracias al efecto de las endorfinas
También en los adultos, dice Ben-Shahar, el amor incondicional de los otros crea un círculo de felicidad que nos alienta a lograr cosas que son significativas e importantes para nosotros. Las personas que nos quieren nos animan a hacer aquello que nos apasiona, sin importar si tendremos éxito o si lograremos cierto prestigio. El amor incondicional es la base para mantener buenas relaciones afectivas con la familia, amigos y, por supuesto, nuestra pareja. Y si ya nos llevamos bien con todos ellos, seguramente podremos extender esa buena vibra al resto de las personas, incluso a las que vemos ocasionalmente.

La felicidad se vive en cuerpo y mente

Otro componente esencial para llevar vidas más felices consiste en tener presente la conexión entre cuerpo y mente. Todos lo sabemos: hacer ejercicio de forma regular, dormir suficientemente y mantener buenos hábitos alimenticios puede mejorar nuestra salud física y mental. Pero si nos ejercitamos, no sólo mejoraremos nuestro estado físico, sino que también estaremos elevando nuestras posibilidades de ser felices. Así lo demuestran diversas investigaciones con personas depresivas, cuyos síntomas han mejorado con solo 30 minutos de ejercicio moderado de tres a cinco veces a la semana.

“No es una cura mágica, pero incrementar la actividad física es una estrategia positiva para manejar la depresión y la ansiedad”, dice Kristin Vickers-Douglas, de la Clínica Mayo de Estados Unidos. De acuerdo con los especialistas de este centro de salud, el ejercicio eleva los niveles de ciertos neurotransmisores del cerebro que mejoran nuestro estado de ánimo. Asimismo, puede favorecer la generación de endorfinas que nos hacen sentir bien, además de aliviar la tensión muscular y ayudarnos a dormir mejor.

Por si fuera poco, el ejercicio reduce los niveles de cortisol, conocida como la “hormona del estrés”, porque la secretamos en grandes cantidades cuando estamos bajo mucha tensión y es responsable de diversos cambios físicos relacionados con el estrés. Además, el ejercicio aumenta nuestra temperatura corporal, lo que también tiene efectos calmantes y todos estos cambios pueden hacer que nos sintamos bien de manera permanente. ¿Puedes creer todos estos beneficios por sólo 30 minutos de ejercicio tres veces por semana?.

Uno de los aspectos cruciales de la felicidad es que ésta se logra más fácilmente si en nuestra vida combinamos actividades placenteras con otras que consideramos significativas.

La felicidad es una combinación entre significado y placer

Según Ben-Shahar, uno de los aspectos cruciales de la felicidad es que ésta se logra más fácilmente si llevamos una vida en la que combinamos actividades placenteras con otras que consideramos significativas, pues las primeras nos proporcionan emociones positivas y las segundas nos hacen sentir que nuestra vida tiene un propósito. No importa si debemos pasar por periodos en que la mayor parte de nuestras actividades nos desagradan, si logramos realizar unas cuantas cosas importantes para nosotros -practicar algún hobby, hacer ejercicio, apoyar alguna labor social, aprender una nueva habilidad, etc. -entonces podremos sobrevivir mejor a aquello que debemos hacer por obligación.

“Las actividades significativas y placenteras pueden funcionar como una vela en un cuarto oscuro, y así como sólo se necesita una pequeña flama o dos para iluminar un amplio espacio, una o dos experiencias felices durante un periodo poco inspirador pueden transformar nuestro estado general”, sostiene Ben-Shahar. Estas tareas placenteras y significativas actúan como promotoras de la felicidad, pues nos dan la energía emocional y la motivación para continuar. Si sientes que tu trabajo y tus obligaciones familiares son muy demandantes, encuentra una labor que te dé placer y sentido al mismo tiempo, y aparta un día a la semana para realizarla.

Por Rosario Taracena

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