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Ponle pasión a tu carrera y tu vida

Por Redacción
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No dejes que las crecientes presiones económicas y competitivas te quiten la alegría de trabajar en lo que amas.A pesar de ser tan importante, la pasión ha sido poco estudiada y muchas veces mal entendida. Solemos hablar de la pasión para referirnos al trabajo de artistas, creadores y de la gente que desarrolla ciencia e innovación, pero no para hablar del trabajo cotidiano del resto de los mortales.

“La pasión se está volviendo cada vez más importante para nuestro éxito profesional. Si no hemos encontrado la forma de hacer de nuestra pasión una profesión o de descubrir la pasión en la que ya ejercemos, sucumbiremos rápidamente a las crecientes presiones económicas y competitivas que conforman el entorno de negocios global”, afirman los expertos John Hagel III y John Seely Brown, autores junto con Lang Davison del libro The Power of Pull. How Small Moves, Smartly Made Can Set Big Things in Motion.

Por el contrario, si logramos integrar pasión y carrera, todos los retos inesperados se vuelven de pronto formas de desarrollar nuestras capacidades de una forma más rápida.

La pasión puede entenderse como esas emociones intensas que nos llevan a movernos fuera de nuestra zona de confort para alcanzar nuestro potencial. “La pasión viene de dentro y no puede ser impuesta o gobernada desde fuera. Al mismo tiempo, nos motiva a salir, a involucrarnos con el mundo que nos rodea” afirman Hagel y Seely Brown.

¿Dónde está la pasión?

Las personas apasionadas están por todos lados. No están unidas por la geografía, por una clasificación laboral, una filiación institucional o una categoría demográfica. Podemos hallarlas en la recepción de las grandes oficinas o en las cocheras de Silicon Valley.

Lo que unifica a todas estas personas es el deseo de hacer la diferencia, de hacer del mundo un lugar mejor del que encontraron y de asociarse con quienes comparten su pasión.
Si bien, la gente con pasión se encuentra por todos lados, no siempre está distribuida de manera uniforme, sino que tiende a reunirse en los márgenes, justo donde se unen las necesidades no satisfechas con las capacidades inexploradas, pues los márgenes son tierra fértil para la innovación.

¿Todos podemos desarrollar pasión?

Podemos decir que ser humano equivale a ser apasionado. Aunque a lo largo de los siglos muchas religiones y movimientos políticos hayan buscado canalizar o suprimir esta necesidad.

La pasión no es pasiva. La gente con pasión se ve motivada por la búsqueda y la creación. Pueden leer libros, observar a otros, pero no son felices siendo sólo espectadores. Tienen una abrumadora urgencia de involucrarse, experimentar en carne propia y probar sus capacidades.

De hecho, la palabra pasión proviene del latín “pati” que significa soportar el sufrimiento. Nos privamos de muchas cosas cuando seguimos nuestras pasiones. Con frecuencia nos frustramos porque anhelamos movernos más rápido, pero encontramos obstáculos por todos lados (incluso dentro de nosotros) que parecen impedir nuestro avance.

A pesar de esto, la infelicidad no nos desalienta, es una consecuencia natural de desear algo de manera tan profunda que estamos motivados a enfrentar cualquier obstáculo.

Disciplina y desempeño

Muchos ejecutivos mantienen una ambivalencia frente a la pasión. Sus discursos mencionan con frecuencia esta palabra, porque la pasión puede ser muy buena si se aprovecha para servir a los fines del negocio.

Paradójicamente, la pasión se resiste a cualquier atadura, ya que es indomable e impredecible, y las compañías no tienen mucho tiempo para lidiar con gente apasionada. A menos de que la pasión se apegue al rol institucional (cosa muy poco frecuente), siempre habrá fricción entre empleados apasionados que luchan por alcanzar su potencial dentro de las empresas.

La eficiencia escalable es muy efectiva en contener y diluir la pasión. Por esto, quizá no sorprende ver que las personas más apasionadas son las que buscan autoemplearse.

Por Rosario Taracena

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